sábado, 27 de julio de 2024

Son tiempos de definiciones para el equipo económico con varios frentes abiertos en simultáneo: la caída en las reservas, la alta inflación, el acuerdo con el FMI y desde ya, los vencimientos de deuda en pesos. El gran interrogante pasa por cómo hará el gobierno para refinanciar pagos más allá de las elecciones presidenciales.

Fuentes del mercado financiero aseguraron que los bancos acordaron renovar vencimientos. “El total en poder de las entidades del sistema es cerca del 15%”, aseguró un ejecutivo de una entidad financiera. El sector público, incluyendo al Banco Central, detenta más del 50% de los papeles en pesos. El resto de la deuda está en manos de inversores institucionales, como las compañías de seguros, en poder de fondos comunes, y de ahorristas.

Muchas alternativas no tienen los bancos, dada la regulación que los alcanza y las limitaciones en el destino de los fondos en cuestión. En las negociaciones mantenidas, las entidades están solicitando que los vencimientos de la deuda tras las elecciones no estén concentrados en un mes o dos, sino que estén más repartidos. El problema de fondo igual permanece inalterado: con la brecha cambiaria existente y la segura unificación cambiaria que habrá con la asunción del nuevo gobierno, la deuda en todo lo que sea CER o dólar linked tendrá un costo financiero elevadísimo siempre considerando una devaluación inicial.

Ahora bien, una alternativa que se está barajando incipientemente en los equipos económicos de la oposición es que, si ganan las elecciones, la unificación cambiaria no sea implementada de inmediato el 11 de diciembre y en lugar de ello se avance en un desdoblamiento cambiario -dólar comercial y financiero-, para luego proceder a la unificación con el correr de los meses.

Lo sucedido en 2015 es un antecedente relevante pero con la diferencia en que el problema pasaba por las ventas a futuro de dólares realizadas por Alejandro Vanoli. Por ese entonces, su sucesor, Federico Sturzenegger, optó por la unificación y por imponer una carga a la contraparte de esa venta de divisas a futuro, lo que terminó en juicios contra el ROFEX.

Los vencimientos de deuda en pesos del segundo trimestre ascienden a $ 6,5 billones. Si se suman los del tercer trimestre, son $ 6,1 billones adicionales, la mayoría de ellos indexados por el CER. “La idea que tenemos es hacer algo grande”, graficó a El Cronista un integrante del equipo económico.

Quien está activo en las negociaciones es Lisandro Cleri, la mano derecha de Sergio Massa en lo financiero. Hasta el momento, lo que venía haciendo el equipo económico con los canjes era lanzarlos para que se sumen al mismo los bancos oficiales, el Banco Central y algún tenedor privado. De esa manera quedaban “limpios” en el trimestre únicamente los vencimientos con el sector privado. Eso sucedió básicamente en el trimestre en curso con renovaciones en licitaciones cada dos semanas. Eventualmente hay participación adicional del sector público, el BCRA especialmente, dado que compra en el mercado secundario con emisión de pesos, lo que es un financiamiento indirecto al Tesoro, que elude la limitación impuesta por el FMI.

Más allá de esta operación en curso, las dudas permanecen dado los montos elevados de deuda en poder del resto de los integrantes del sector privado. No es difícil imaginar lo que pueda suceder: el BCRA seguirá comprando deuda con emisión, y de un problema de financiamiento se pasará a otro de mayor inflación. Entre “reperfilar” y una mayor inflación (suba del dólar incluido), el gobierno parece elegir la mayor inflación, por más que los actuales niveles en los que se encuentra sean de por sí muy elevados.

Marzo promete ser un mes de definiciones trascendentales en lo financiero.

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