sábado, 27 de julio de 2024

El Padre Ramiro Sáenz, párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Malargüe, realizó un resumido racconto de la historia de los pueblos indígenas de nuestra zona. Comenzó su relato diciendo que “en el sur de Mendoza estaban los Puelches, de esto no hay ninguna duda. Puelche significa gente del este, y así los denominaron los Mapuches porque estaban del otro lado de la cordillera (oeste). Pero aquí tenían otros nombres como Chiquillames y otras denominaciones según las pequeñas parcialidades. Tenían lengua propia, muy parecida a la de los Huarpes, y las barreras naturales de los ríos de la cordillera, sin el caballo, se hacían intransitables, por lo tanto los pueblos adquirían un cierto sedentarismo, con alguna movilidad por las estaciones climáticas, pero muy poca comparada a la que desplegaron cuando tuvieron el caballo. Más al sur, en lo que es hoy Argentina estaban los Pehuenches. Habían adquirido cierta estabilidad porque era imposible atravesar la Pampa Húmeda, y más difícil aún cruzar la cordillera. Esto que comento, está muy simplificado para no aburrir. Del lado chileno hay una larga historia, pero había cuatro franjas, que se autodenominaban naciones, y eran todos mapuches. Las divisiones eran longitudinales: los de la costa, los del llano o centro, los de la falda de la cordillera, y los de las crestas cordilleranas, donde no se sabe si incluir a los Pehuenches también ya que eran muy independientes” explicó Sáenz.

“Con el tiempo, después de la llegada del caballo, entre el mil seiscientos y mil seiscientos cincuenta, se produce una gran utilización del caballo y les cambia la historia y la vida a todos. Aprenden a usarlo, se hacen diestros, comienza a haber más comunicación y los Pehuenches se araucanizan y toman la lengua mapuche que se hablaba en casi todo Chile, pero nunca tuvieron óptimas relaciones con lo que podríamos denominar mapuches puros. Más al sur había otro grupo que con la llegada del caballo comenzaron a pasar al lado argentino, bien al sur de Neuquén. Eran los famosísimos Wiliches, que al estar lejos de los centros hispano-criollos mantenían cierta independencia. Esto que cuento es el cuadro con los protagonistas de lo que va a suceder, es decir Puelches en el sur de Mendoza, Pehuenches en Neuquén, las tres franjas de Mapuches en Chile (Butalmapu), y más al sur los Wiliches”.

El Padre Sáenz agrega que “todos los pueblos recibieron muy bien el Evangelio, aunque cada uno tenía su temperamento por decirlo de alguna manera. Cuando llega el caballo, y no solamente este animal, sino también el perro, que fue utilísimo para las cacerías, comienza también a haber las primeras estancias en la Pampa Húmeda, y en el caso nuestro en Valle de Uco. Repito que con el caballo comienzan las grandes movilizaciones. En tanto en Chile hubo dos o tres levantamientos, porque los españoles quisieron organizar pueblos al estilo de los Guaraníes, iniciándolos en trabajos sistemáticos con horarios, etc. Los mapuches no quisieron estas formas y se arregló todo en parlamentos, que era su sistema hispano-medieval, por llamarlo de alguna manera, y que eran muy particulares porque duraban una semana, tomaban mucho, y había que darles de comer con todas las familias. No era tan sencillo y para el Fisco cada parlamento era una carga terrible económicamente hablando. Igualmente hubo muchos parlamentos y algunos fueron muy importantes. Por el mil ochocientos estaba todo bastante organizado y pacificado, aunque la ida de los Jesuitas afectó mucho negativamente. Aunque los Franciscanos siguieron trabajando, especialmente en Chillán que fue donde estudió Fray Inalicán. Con la situación pacificada, hay que decir como dato que los indígenas tenían fascinación por el comercio, y no solamente para tener caballos, vacas, ovejas, etc. Los europeos eran más ordenados y criaban vacas, los indígenas tenía una vaca y se la comían, no las reproducían. Les gustaba todo lo que traían los españoles, cosas tales como botas, o sombreros, que eran para ellos lo que para nosotros podría ser ahora un teléfono celular de última generación. Es así como que, teniendo poco para ofrecer en trueque, optaron por el saqueo, que era ya algo común en las guerras Inter tribales. Ya en mil setecientos cuarenta en Buenos Aires se enteran de que había malones sistemáticamente, protagonizados principalmente por los Wiliches. Para poder malonear en el sur de Córdoba, Santa Fe o Buenos Aires, tenían que ocupar zonas de paso que habitaban los Pehuenches, ya que venían con hacienda robada en los malones y los empezaron a presionar para que se desplazaran hacia el norte, cosa que los Pehuenches, que no eran santitos, fueron haciendo y comenzaron a meterse en la zona de los Puelches maloneando en el sur de Mendoza. Los Puelches son los originarios, y por las buenas o por las malas, se fueron cruzando, hubo mestizajes y los Puelches terminan casi desapareciendo, aunque respecto a esto hay varias teorías. Desde alrededor del mil ochocientos ya casi no se habla más de los Puelches y quedan habitando el sur de Mendoza los Pehuenches. Los que siguen maloneando son los Ranqueles y los Wiliches. Todos estos son Mapuches; de distintas ramas, pero todos Mapuches, y no eran de aquí, no son originarios, entraron a la Argentina a malonear aprovechando, al principio la poca resistencia que había de este lado. Toda esta historia es más compleja, muy rica e interesante, con mil detalles, e imposible de resumir en una nota periodística. Para explicar todo hace falta un libro, y en eso estoy” cerró la entrevista el padre e historiador Ramiro Sáenz.

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