Vuelve a presentarse este jueves una nueva edición del informe Planeta Vivo, la evaluación del estado de la biodiversidad que cada dos años —desde 1998— realizan la organización WWF y la Sociedad Zoológica de Londres. La conclusión de este trabajo es que en cerca de medio siglo se ha producido una disminución media del 69% de las poblaciones de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces en el planeta. Este es un dato alarmante, pero que debe ser bien explicado, pues no se refiere al cómputo global de estos animales en el mundo, sino que se trata de un indicador elaborado a partir de las poblaciones analizadas.
En el caso, por ejemplo, del delfín rosado, un mamífero de agua dulce en peligro de extinción, como detalla Luis Germán Naranjo, director de conservación de WWF Colombia, existen diferentes poblaciones (grupos de la misma especie) en las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco, pero los cálculos del informe Planeta Vivo se han efectuado a partir de los datos de una sola de ellas estudiada en Brasil. “Esa población ha disminuido un 65% con respecto a la línea base [1970], pero eso no quiere decir que toda la especie de delfín rosado haya disminuido un 65%”, precisa el colombiano.
Del mismo modo, la conclusión del informe Planeta Vivo no es que desde 1970 a 2018 (último año analizado) se haya reducido un 69% la abundancia de todos los mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces del planeta. Este porcentaje se refiere a las 31.821 poblaciones estudiadas de 5.230 especies monitoreadas por todo el globo, un gran esfuerzo de investigación que realmente supone una pequeña cata en la enormidad del conjunto de la biodiversidad, pues solo de aves existen unas 11.000 especies diferentes en el mundo y todavía hay muchos más anfibios. Además, este porcentaje es una media de la evolución de todas estas poblaciones de animales tan distintos, algunas de las cuales han mejorado y otras han empeorado.
Con todo, para WWF los números de este muestreo de poblaciones de fauna salvaje por todo el mundo son suficientemente contundentes para mostrar que “vivimos una emergencia planetaria” y que se requieren de forma urgente “acciones transformadoras de gobiernos, empresas e individuos para revertir la situación”. Según señala Enrique Segovia, director de conservación de WWF España, el Índice de Planeta Vivo no evalúa la abundancia global de vertebrados en el mundo, pero sí resulta útil como indicador de la salud de los ecosistemas. “Esto sirve para ver tendencias”, comenta Segovia, “nos está indicando que la biodiversidad sigue cayendo y que hay poblaciones que de media están disminuyendo mucho más rápidamente que otras”.
En este punto, el informe Planeta Vivo de 2022 señala, por ejemplo, que las poblaciones de agua dulce son las que presentan una mayor disminución, un 83%, de las estudiadas en el conjunto del mundo. Esto se refiere a los vertebrados analizados (mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces), lo que no incluye el gigantesco mundo de los insectos. Asimismo, el trabajo también incide en la importante reducción de las poblaciones de tiburones y rayas oceánicas analizadas.
Datos preocupantes en América Latina
Por regiones, el informe destaca que la reducción de las poblaciones de vertebrados monitoreadas en América Latina y el Caribe llega al 94%. Esto supone la mayor caída registrada en el mundo, muy por delante de África (-66%), Asia y Pacífico (-55%), Norteamérica (-20%) o Europa y Asia Central (-18%). “El dato de Latinoamérica es muy preocupante”, señala desde Colombia Luis Germán Naranjo, que también recalca que esto tiene mucho que ver con tomar como año base de referencia 1970. “En el caso de Europa y en Estados Unidos, sus poblaciones ya se habían reducido mucho en 1970, pues entonces se habían modificado mucho más sus ecosistemas”.
El informe indica que las causas principales de la disminución de la población de vida silvestre son la degradación y pérdida del hábitat, la sobreexplotación de especies, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades. A pesar de haber transcurrido ya varias décadas desde la puesta en marcha de las primeras políticas para frenar la crisis de la biodiversidad, lo cierto es que edición tras edición de este informe Planeta Vivo, la tendencia de las poblaciones analizadas no deja de caer.
Para poner freno a este preocupante declive, la organización WWF reclama un tratado internacional de biodiversidad similar al Acuerdo de París contra el cambio climático para conseguir revertir la pérdida de diversidad biológica. Si para frenar el calentamiento del planeta el objetivo es alcanzar las cero emisiones netas para 2050, los ecologistas piden un pacto para que en 2030 no solo se haya parado la pérdida de biodiversidad, sino que se haya conseguido un saldo positivo.
“Los líderes mundiales se reunirán en la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD COP15) este diciembre, una oportunidad única en la década para corregir el rumbo en beneficio de las personas y el planeta”, incide WWF, que pide la comunidad internacional “asegurar una naturaleza en positivo para 2030, es decir, que al final de esta década haya más naturaleza que al principio”.