sábado, 27 de julio de 2024

“Trelew, 17 de abril de 1915.

Se nos ha comunicado que las fuerzas policiales al mando de subcomisario Félix Valenciano dieron muerte a Elena Klein de Coria, en circunstancias de que al dársele la orden de prisión hizo varios disparos de Winchesters contra la policía. Acompañaba a la citada mujer un tal Taboada, quien se resistió tenazmente, pero al ser herido en los primeros disparos emprendió la fuga, no pudiendo ser alcanzado por las fuerzas del comisario Valenciano… había sido recomendada la captura de estos por asaltos y robos, especialmente la de Elena Coria, quien fue siempre el pánico de los pobladores de Chacay y Gan Gan…”

Fuente: nota de policía. El Avisador Comercial, 15 de abril de 1915.

¿Quién era esta mujer que junto con su acompañante provocaba el pánico de los pobladores del a zona de Chacay, Gan Gan y alrededores?

Elena Greenhill Blackier era su nombre, había nacido en Inglaterra en 1875, y se había radicado con sus padres y cuatro hermanos en Victoria (Chile), lugar en donde la familia se dedicó  a la agricultura y la ganadería. En 1894, contrajo matrimonio con Manuel de la Cruz Astete, un comerciante chileno con quien cruzó la cordillera para radicarse en Río Negro, donde nacieron sus dos hijos: Armando y César Eulogio.

Elena, con un arma en su mano, junto a Manuel de la Cruz Astete

Hasta aquí la historia no difiere demasiado de la de cualquier inmigrante. Su esposo, sin embargo, había tenido problemas con la policía, siendo detenido por cuatrerismos y contrabando de ganado a Chile. Con estos antecedentes se trasladan en 1905 a Catan-Lil en Neuquén, lugar en el cual Astete es asesinado a golpes. Cuando la policía encuentra su cadáver cerca del lugar donde residía, ante la sospecha de que la homicida sea su propia esposa, Elena es detenida y conducida a la cárcel.

Martín Coria, hacendado de la zona de Patagones y persona de gran influencia, organizó su defensa, y se convirtió en su segundo esposo cuando a fines de 1905 Elena es liberada. 3 años después ambos se instalan en Montoniló, a unas 10 leguas de Ingeniero Jacobacci.

Dice don Armando Chuquer: “… todos ya hablaban mucho de la inglesa y su compañero ¡eran una yunta brava! En una  oportunidad llegaron a Montoniló en sulqui dos cobradores, creo que eran de Buenos Aires y de Neuquén. Coria y Greenhill se negaron a pagarles y encima los amenazaron de muerte. Se asustaron y nunca más volvieron a cobrarles. Así se armaron primero de mercancías y luego de animales… tenían boletos de señales de toda clase, seguramente por la influencia y vinculación que tenían con mucha gente política importante…”

Una patrulla a cargo del comisario Calegaris de Telsen compuesta por 17 personas (entre ellos varios crianceros a los que Elena y Coria había robado) se dirigieron al racho de la inglesa. Los testimonios recogidos por los cronistas a partir de los relatos de los pobladores o sus descendientes, afirman que la “bandolera” y su grupo atraparon al comisario y parte de su comitiva, lo obligaron a firmar las guías del arreo y los secuestraron varios días mientras vendían la hacienda robada para luego soltarlos.

Coria, adelantándose a las repercusiones de lo ocurrido, habría hecho la denuncia de abuso de autoridad por abrir fuego contra su vivienda.

Un reportaje realizado al excomisario Héctor Filemón Benavente, que actuó en la zona como policía de territorios entre 1921 y 1927, comenta que Elena Greenhill era una mujer “de agallas y muy buena tiradora. Esa mujer fue ultimada por el subcomisario Valenciano… pero para que usted tenga una idea de lo brava que era esa mujer, le voy a contar algo: cierta vez se apersonó al Juzgado de Paz de Telsen, para obtener una guía para transportar hacienda, y el juez de Paz sospechando que esa hacienda era mal habida, se negó a extendérsela. ¡Para qué! La inglesa lo obligó a punta de revolver a extender la guía y después que lo hubo hecho lo obligó a acostarse en el suelo ¡y lo orinó!”.

Dispuesto a dar fin a semejante accionar y a las afrentas a las que este grupo sometía a la institución, seis años después la policía logró atrapar a la inglesa en la Angostura de Chacay, cerca de Gan Gan. Había regresado allí luego de la muerte de Coria, junto al nuevo compañero de apellido Taboada y otros integrantes de su banda, posiblemente buscando llevar a cabo algún nuevo robo de hacienda. Ya herida, desarmada y rendida, una bala terminó con su vida el 31 de marzo de 1915.

El acta oficial del suceso dice: “En Gan Gan, territorio del Chubut, a 1 de abril de 1915, a las 3 de la tarde, ante mí, Enrique A. Bowman, Juez de Paz del Registro Civil, compareció Félix Valenciano de 31 años, casado, naturalizado, comisario de policía y declaró: ‘Que el día de ayer a las 3 pasado meridiano en el paraje denominado Laguna Fría de esta jurisdicción, falleció una mujer, Elena Greenhill viuda de Coria, que era británica, 42 años de edad, domiciliada en Montoniló, territorio de Río Negro, a consecuencia de dos heridas de arma de fuego, ignorándose los demás antecedentes de la extinta…’”.

Por el suceso, el comisario Valenciano, que había alegado haber ejecutado la ley de fuga, y el agente Norberto Ruiz fueron procesados, y en el caso de Félix Valenciano, autor material de la ejecución fue condenado a un año de prisión.

Fragmento del libro “Tels’en, una historia social de la meseta norte del Chubut”, de Liliana Elisabeth Pérez

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