Agustín Pujol progresivamente comenzó a alejarse de sus negocios en Gastre, las tareas de administración y gestión recayeron en hombres de su confianza, hacia 1925 el almacén queda en manos de Alfredo Moré, funcionó como tal hasta aproximadamente 1930, año en que fue destruido por un gran incendio que algunos consideraron como intencional, arrasó con casi la totalidad del edificio comercial, de esta forma Moré, junto a otro socio que él mismo invitó a participar, el Sr. Marcos Macayo, así, gradualmente trasladaron todo el negocio de forma definitiva a la “Casa de Piedra”. De este modo continuaron ambos hombres en sociedad brindando servicios varios, es aquí donde se verifica realmente la existencia de dos ámbitos económicos en Gastre, muy relacionados entre sí, pero a la vez separados por la conducción administrativa, Moré en el almacén y hospedaje y Pablo de Norzagaray en la administración de los establecimientos ganaderos. Con la aparición del automóvil y junto a él, la construcción de nuevos caminos, las distancias se hicieron más cortas, la casa matriz de Ramos Generales entonces comenzó a sufrir la competencia de otros centros comerciales, los cuales estaban mejor surtidos y se encontraban más cerca de la costa y los centros urbanos de relevancia. Según relata Pablo de Norzagaray: “La explotación ganadera de Gastre se vio achicada al tener que disminuir la dotación de hacienda en explotación dado el criterio en aquel entonces de la Oficina de Tierras de conceder solamente ocho leguas en arrendamiento a cada poblador”.
Moré y su socio, probablemente por estas causas y quizás por algunas cuestiones personales o por no considerar redituable el negocio, se retiraron de la actividad y la casa quedó a la deriva, es entonces cuando la viuda del aventurero español, Anita Howell Jones, quien ya había contraído nuevas nupcias con Miguel Norzagaray, flamante apoderado de las tierras y en sociedad con su hermano Pablo de Norzagaray, vende en 1948 al Sr. Gregorio Carro, casado por entonces con Doña Raquel Aguirre Coll, todas las propiedades gastrenses de su fallecido primer esposo, entre ellas la “Casa de Piedra”. Cabe destacar que, dentro de este paquete de ventas, se encuentran también los terrenos en donde hoy se emplaza la localidad de Gastre. Tanto Miguel como Pablo Norzagaray, uno en calidad de esposo de la dueña, y por lo tanto parte propietaria de estas tierras y el otro como asociado al matrimonio, al realizar la venta de fondo de comercio, no sólo le estaban otorgando a Carro todos los derechos de explotación y usufructo del local, sino que también todo aquello que lo rodeaba, los terrenos donde se emplazaban los galpones, el potrero, el mallín cercano y la totalidad del territorio circundante, podría decirse entonces que Gregorio Carro literalmente “compró Gastre”, ya que muchos de estos lugares fueron luego transformados y son el sitio exacto en donde se ubicaban los galpones de esquila y otros edificios derivados de la zafra lanera, en estos se levantan hoy las casas y los edificios públicos correspondientes a Gastre en sí. Enrique Carro cuenta que existe documentación firmada por Pablo de Norzagaray, como socio propietario, Máximo Ayestarán, como Juez de Paz y su padre como comprador, que establece y avala esta afirmación.
Carro, residía en Lagunita Salada y era al igual que Pujol y los Norzagaray, de ascendencia y nacionalidad española, trabajaba como encargado de una sucursal comercial del “Ramos Generales Surur”, con casa matriz en Ingeniero Jacobacci y propiedad de un mercachifle de origen sirio-libanés, de apellido Surur. Gregorio, a su llegada de España, desembarcó junto a otros tantos, en el Puerto de Buenos Aires, y desde allí fue a emplearse tomo trabajador del ferrocarril en Ingeniero Jacobacci, donde se estaba ampliando y construyendo el tramo vial por el que luego transitaría, con algunas interrupciones, el famoso expreso “El trochita”; las vueltas de la vida lo llevaron a mediados del siglo XX a la sucursal de Surur en Lagunita Salada, pasados los años invirtió sus ahorros en la sociedad y compró los negocios de Pujol, adquirió también los galpones de esquila, los dos potreros, la parte destinada a comisaría y el juzgado, pero descartó comprar “Las Horquetas” o “La Horqueta”, argumentando que no necesitaba más propiedades o quizás sus ahorros no hayan alcanzado a tanto. Miguel Norzagaray, por su parte, y asociado a Pablo, fue quien tomó las riendas de la transacción en nombre de Anita Howell Jones, e impuso algunas condiciones y obligaciones para quien se hiciera cargo de la vieja casona, vendió la propiedad solo con el compromiso de que Carro le siga facilitando, en calidad de préstamo al Estado Nacional, los espacios que ocupaban la jefatura de policía y el juzgado de paz para que continuaran cumpliendo con sus funciones, de esta forma, se garantizaba que la zona siguiera contando con estas instituciones. Otras extensiones de tierra linderas y cercanas a Gastre fueron vendidas a diferentes propietarios: Miguel Norzagaray, adquirió los derechos de propiedad, debido a la relación que mantenía con la viuda de Pujol, de tres extensiones de tierra y establecimientos rurales cercanos a Gastre y otro un poco más alejado, “La Horqueta”, “Cancahuel” y “Telsen”, años más tarde, y por decisión de los descendientes de Anita, la primera pasó a manos de los Hermanos Blanco, Manuel y Vicente, y la segunda fue vendida a la familia Maté, gente muy allegada a los Pujol, ya que el comerciante catalán fue padrino de Julia Castro de Maté, una de las nuevas propietarias; por otro lado, los Moré armaron su reparto, la estancia “Yala Laubat” quedó para Alfredo Moré (h) y “Moreniyeo” para un hermano de éste, Euclides, conocido en la zona como “el negro” Moré, en este marco, Néstor “Pichón” Moré, también socio de sus hermanos, legó La Horqueta. Según la fuente a la que se consulte puede aparecer también como “Las Horquetas”, es un extenso territorio, con estancia y hacienda, lindante con el poblado de Gastre que no fue adquirido por Carro y que Miguel Norzagaray decidió vender a un hombre de apellido Blanco. Miguel acordó este reparto previamente con Pablo de Norzagaray, su hermano y socio, Miquel, por entonces, ya mantenía una relación consolidada con Anita H. Jones.
Libro “Gastre, retrospectiva histórica”, de Carlos Adrián Tissera