
Testimonios documentados que demuestran el reparto discrecional de aborígenes apresados entre integrantes del ejército argentino y familias adineradas.
“El comandante Roca me pidió un indiecito de los que trajo y estaban en depósito, para su servicio, que me apresuré a hacerle entregar. Bien merecido lo tenía (…)”, Eduardo Racedo, en La conquista del desierto. Diario de la III División, Buenos Aires, Comisión Pro Monumento al Teniente General Julio A. Roca, 1940, p. 131.
“Los oficiales del Batallón 3 de Línea, me pidieron algunos indios pequeños de los prisioneros para dedicarlos a su servicio; se los mandé entregar “, en op. cit., p. 164;
“Me fue entregado ayer tarde, indios grandes y chinas prisioneros, y presentados 47 familias en iguales condiciones […]”, ibidem.
“Con esta noticia secundo el pedido que le hice cuando Ud. era importante jefe de Frontera; le pedí y Ud. me prometió enviarme un indiecito de ocho hasta doce años; si Ud. me cumple la promesa, desde luego me comprometo a transformarlo en un ciudadano útil a su mayor edad […]”, carta de Nathael Morcillo al general Julio A. Roca del 26 de octubre de 1878, en el Archivo General de la Nación, Archivo Roca, legajo N° 6.
Tiempo después, satisfecho el pedido, el ministro recibió el correspondiente agradecimiento de parte del beneficiado: “Tengo a la vista su última del 1º del corriente por lo que me persuado que la equivocación sobre el sexo del pampita que le tenía pedido está solo en Racedo. Pero vuelvo a repetirle estamos muy contento (sic) con la indiecita ya que es muy inteligente y bien dispuesta a recibir educación para un buen servicio de casa; todavía no habla español sino unas pocas palabras en los seis días que está en casa pero todo entiende y no da trabajo; esto no se opone a que si viene un indiecito lo reciba con interés […]”, carta de N. Morcillo al general Roca del 14 de diciembre de 1878, en el Archivo General de la Nación, Archivo Roca, legajo N° 6.
Fragmento del libro “Estado y cuestión indígena”, de Enrique Hugo Mases