miércoles, 12 de marzo de 2025

Militar uruguayo, nacido en Paysandú en 1827, que tuvo una destacada carrera en nuestro país, luchó en Caseros, intervino en diversas expediciones contra los aborígenes, se plegó a la revolución del general Mitre y enfrentó al caudillo Calfucurá, en la memorable batalla de San Carlos. Falleció en Buenos Aires el 08/04/1880.

En la batalla campal de San Carlos, ocurrida el 11/03/1872, el general Rivas estuvo al frente de 365 soldados de línea, apoyados por 1.000 aborígenes -200 de Coliqueo y 800 de Catriel-, y tuvo que enfrentar a 3.200 hombres que respondían al mando general de Calfucurá. A pesar de la disparidad de efectivos, y gracias a la tecnología empleada de las armas de fuego, Rivas logró derrotar definitivamente al caudillo aborigen.

Un par de años antes, al ser comandante general de la frontera sur, Costa Sur y Bahía Blanca, había logrado una buena relación con los indígenas de Chipitrur, al cuidar ellos la frontera contra las invasiones de Calfucurá, entre Azul y Bahía Blanca. A mediados de 1870 propuso, entre otras medidas, levantar fortines en Nueva Roma -sobre el arroyo Sauce Chico-, otro unas diez leguas más al norte, y un tercero por el arroyo Napostá Grande.

Sus extremistas pensamientos sobre el trato a dispensarle a los indígenas ya se veían plasmados en 1864, en una carta que él le escribió al general Mitre: “(…) Las poderosas razones que usted ha tenido para negarse a mi deseo de exterminar estos indios, y que se sirve indicar en su favorecida del 14 de éste, las respeto y las obedezco, pero no me convencen, porque yo soy de los que piensan que para exterminar los indios todos los medios son buenos, y el que yo iba a emplear, mejor porque hubieran muerto muchos de una y otra parte, y por consiguiente todo sería ganancia. Por la misma razón que el país no está para atender como se debe a una guerra con los indios, es que creo es mejor matarlos, y así no habría más que pensar en ellos, y no encuentro ningún inconveniente tampoco, porque después de concluido Catriel, marcharé con una columna de novecientos hombres sobre Calfucurá, y darle una magnífica sableada (…)”.

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