miércoles, 11 de junio de 2025
El presidente Hipólito Yrigoyen visita Comodoro Rivadavia en 1918. Foto: Carlos Kollengerg

Por la guerra mundial desatada en Europa, caen las importaciones del combustible hacia nuestro país, al tiempo que el crecimiento de la producción nacional sigue siendo lento.

“La necesidad del país en 1918 era de 2,5 millones de toneladas anuales de petróleo, pero la producción de ese momento no era ni la décima parte””. De las miles de hectáreas que el Estado ha reservado para sí en torno a la producción petrolera de Comodoro Rivadavia, se explotan sólo 203.

La crisis energética en el país se torna extrema: las locomotoras, desabastecidas del carbón de Inglaterra, queman leña y, cuando ésta empieza a escasear, usan el maíz como combustible, al igual que las usinas eléctricas.

Las industrias caen y la miseria se generaliza.

El nacionalismo petrolero

En ese contexto, un grupo de intelectuales y militares comienza a medir las consecuencias de la extrema dependencia, particularmente con relación a Inglaterra, que ha orientado a la política nacional desde 1880.

La Marina vuelve su mirada hacia la producción petrolera de Comodoro Rivadavia, mientras la totalidad de los militares no duda ya de la necesidad de revertir el esquema de dependencia, en busca de la industrialización y la autosuficiencia económica.

Es el año 1916 y ha asumido como presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen, quien tardará en convencerse de la necesidad de invertir fondos estatales en la producción petrolera, porque, como sus antecesores, es de la idea de que ésta se financie por sí misma.

Pronto comenzarían problemas graves en el campamento de explotación petrolera, a raíz de las huelgas por las malas condiciones de trabajo e ínfimos salarios.

Tales son los hechos que se fueron concatenando hasta derivar, en 1922, en la creación de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

A 3 kilómetros de un perdido pueblito llamado Comodoro Rivadavia

Mientras el país se debate en la crisis energética, el yacimiento ubicado a 3 kilómetros de Comodoro Rivadavia ha comenzado a experimentar profundas transformaciones a raíz de la actividad desarrollada. El denominado valle A B, ubicado entre los cerros Hermitte y Veteau, se ha poblado de torres petroleras que, pese a la lentitud de la producción, han sembrado el agreste suelo.

En 1916, el yacimiento crea su propia comisaría. En 1917, se reemplaza el primer edificio de la administración, hecho en madera y cinc, por uno más moderno, construido con piedras de Cerro Dragón.

Con dureza y pese a la indiferencia oficial, la producción petrolera ha crecido, registrando un 45 por ciento de aumento de producción, en el período 1916-1919, aún insuficiente comparado con otros países.

 

Fragmento del libro “Crónicas del centenario”

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