Este martes, la flota pesquera reactivó sus actividades en Puerto Rawson tras el cese dictado por la Secretaría de Pesca, el 7 de enero pasado, con el fin de proteger al langostino. Sin embargo la situación actual de la industria pesquera es excesivamente compleja ya que el mercado internacional no levanta la demanda y el precio del langostino, que alguna vez estuvo entre los 12 y 15 dólares el kilo, se ha venido desplomando de manera sistemática hasta llegar a los 2 dólares por kilo, con amenaza de llevarlo a 1.80 dólares el kilo, precio que convertiría en no rentable a la actividad.
La poca demanda internacional del producto estrella de Puerto Rawson ha dejado las cámaras frigoríficas repletas de langostinos. La caída abrupta de las exportaciones a China deja a Europa como el principal mercado pero el bajo precio actual hace casi imposible cubrir los costos operativos de la producción.
Para colmo de males, en los últimos años el langostino debió competir con en Vannamei, el camarón de cultivo ecuatoriano, que si bien es de inferior calidad que al producto argentino se ha convertido en una opción económica para el público, que lo hizo rápidamente popular y su producción creció hasta marcar el récord en 2024 de más de 1.200.000 toneladas, cifra seis veces superior que la producción argentina de langostinos.
Estos últimos años han sido de gran rentabilidad para todos los sectores de la pesca pero la baja el precio internacional, sumado a un dólar planchado y a los aumentos salariales de altos porcentaje debido a inflación y a los muy buenos acuerdos paritarios, están llevando a la industria a un cuello de botella de difícil solución, que obliga a las partes a buscar un punto común y beneficioso para todos, sobre todo pensando en la temporada de zafra en aguas nacionales, donde los conocedores del negocio afirman que es casi imposible que comience con estos costos.