miércoles, 11 de diciembre de 2024
Señorita Mirífico con sus alumnas

Yo nací en Italia, vine cuando tenía 4 para 5 años. Mi papá había venido 4 años antes. Yo tenía 10 meses cuando salió de Italia. Tengo un hermano de casi 3 años mayor así que nos dejó de chiquitito. Papá trabajó un año en Buenos Aires, albañil, era su oficio, y en n momento dado, alguien que estaba contratado para levantar el Touring (1925) buscaba albañiles italianos, si era posible, y papá contaba que estaba en una obra en Plaza de Mayo, y de ahí se armó una comparsa de operarios y de ahí vinieron a hacer el Touring. Era una estada acá en Argentina, transitoria, mi padre siempre pensaba que iba a volver, no volvió. Nos vinimos nosotros. Yo hice secundario acá, en Trelew, después  profesorado. Cuando decidí hacer profesorado, no había muchos institutos de profesorado como hay ahora, que han proliferado. Las carreras universitarias también tienen orientación al profesorado, entonces no. Además acá no había universidad ni nada, así que había que ir a Buenos Aires. Había un Instituto Nacional  de Profesorado Secundario, del que éramos egresados muchos de los profesores del Colegio Nacional de Trelew. Zulma era egresada pero de Paraná, Genovesio, Etna Triana, Elsa Pío y Epifania Calvo. Todos éramos egresados de ese instituto.

La vida de la mujer era otra, no sé si mejor, no sé. Siempre de acuerdo de la señora de Cánaves, en la sala de profesores, una mañana protestaba  y decía: “Qué hemos logrado las mujeres con esto de adquirir derechos femeninos, qué hemos logrado. Antes por lo menos nos dedicábamos a la casa exclusivamente, ahora qué tenemos que hacer. Trabajar fuera de la casa y después volver a la casa a hacer todo lo que antes también se hacía”.

Cuando llegamos a Trelew era un páramo, todo esto era descampado (Roca y Belgrano actual), los primeros tiempos era un páramo. Lo más alto era la torres del banco, el banco ya estaba, era lo más alto.  La zona más construida era la 25 de Mayo.

Los galeses que eran las familias tradicionales habían armado una sociedad con su cultura y sus modalidades, los galeses con sus tradicionales reuniones, capillas, tés y los que no pertenecíamos a esa comunidad también nos juntábamos: los tanos con los tanos, los polacos con los polacos, los españoles con los españoles; se buscaba gente afín; cuando nosotros caímos acá eran todos españoles pero mi mamá era muy sociable y enseguida se hizo amiga de todo el mundo. No había problemas de convivencias, no había problemas. Cuando yo vine, el kiosco de la plaza ya estaba, no tenía veredas y los caminos eran de pedregullo. Y esa escalerita que hay, tan bajo era el suelo que ahí nos escondíamos para jugar a la escondida. Se cabía ahí dentro para esconderse.

Para nuestra niñez, tan carente de acontecimientos el 25 de mayo era muy importante. El 25 de mayo estaba rodeado de cierta magia, había que preparar el uniforme, nosotros teníamos uniforme, o delantal mi hermano, las autoridades estaban en el kiosco, el pueblo en distintas avenidas diagonales, las escuelas con el abanderado adelante, los discursos que siempre eran aburridos. Después pasábamos… a los chicos nos deban una bolsita de caramelos, a ambos lados había una autoridad con la canasta de los caramelos, pero también en la bolsita venía un bombón, eso era la gloria. Mi hermano siempre recuerda, como deseábamos ese bombón, te estoy hablando de cuando era niña, terminé la escuela primaria en el año 35, te estoy hablando del año 32, 33…

Al gobernador era alguien a quien mandaban de Buenos Aires, venía designado desde allá, solamente se había elecciones municipales. Había cierta campaña pero nada más. Por lo tanto nosotros no estábamos acostumbrados a las luchas políticas, así fue que cuando yo me fui a estudiar, y mi hermano me contaba que le había pasado a él antes, estamos en Buenos Aires como bobos porque la muchachada de Buenos Aires estaba muy adiestrada en la lucha política y nosotros no. Nosotros no sabíamos nada de lucha política, salvo estas pequeñas rencillas entre las autoridades de la intendencia. Yo estaba muy asombrada… ver las soltura con que las chicas… yo vivía en un pensionado de chicas jóvenes y me admiraba con qué soltura hablaban de política, de candidatos para nosotros era totalmente extraño… no sabíamos nada de eso.

Párrafos “Chubut nos habla”, de Francisca Comes, María Isabel Gelves, Sonia Ema Jones y Hilda Angélica Rees.

Compartir.

Los comentarios están cerrados