lunes, 10 de febrero de 2025
11 / 14 de Junio de 1982.
Para los primeros días de junio los ingleses ya habían sobrepasado las posiciones de Darwin y Pradera del Ganso. El día 8 de junio, se produce la mayor desgracia de la Fuerza de Tareas británicas, al perder 3 buques y más de un centenar de hombres al desembarcar en Bahía Agradable, tras un ataque letal por parte de la Fuerza Aérea Argentina. Ese hecho, logró demorar el avance inglés, teniendo que reagruparse.
Para el 11 de junio, las tropas británicas comienzan los primeros ataques a las defensas argentinas.
Según algunos historiadores el Gral. Menéndez, gobernador de las islas, había insistido el día anterior, 10 de junio, para que los defensores próximos a Puerto Argentino dieran un cese del fuego y se rindiesen. Sin embargo, el por ese entonces Comandante del BIM 5, Carlos Hugo Robacio, encargado de la defensa de ese campo de batalla, se negó a obedecer.
Rendirse a esas alturas sería una clara actitud de cobardía, y además, según el Código de Justicia Militar, una unidad no puede rendirse, sin haber antes agotado su munición o sufrir al menos 3/4 de bajas de su personal.
Y aunque durante el 11 al 14 se pidieron refuerzos (hubo más de 2.000 hombres en Puerto Argentino que no entraron en combate directo), no se les concedió el deseo.
Por lo tanto, en las batallas del día 11 de junio, hasta el 14 por la tarde, debieron de soportar en la mayoría de los casos 6 atacantes contra un defensor, y en algunos la proporción era de 10 a 1.
Por eso, cada valiente que participó en dicha batalla, y hoy está vivo para contarlo, merece el mayor de los respetos, un verdadero héroe y valiente, de la estirpe de San Martín y Cabral, que caminan día a día entre nosotros.
Por Miguel Ángel Martínez
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