viernes, 7 de febrero de 2025

El acomodo y robo en las pequeñas obras en la provincia es una práctica que lleva muchos años. Las obras grandes, como quedó demostrado en los famosos juicios llevados adelante, estaban en manos del más alto nivel político y de la cúpula empresarial de la construcción en manos de la Cámara, pero las refacciones menores, de pequeños montos, están en manos de grupos marginales, o de menor importancia, que pasaban desapercibidas pero a la larga facturaban millones de pesos.

El manejo poco claro de la gran obra pública, viviendas, obras de infraestructura importantes tiene una mecánica y sistemas de acomodo de por lo menos 35 años en nuestra provincia pero desde la gestión Maximiliano López al frente de Obras Públicas, durante el gobierno de Martín Buzzi, se comenzó a desarrollar este plan para las pequeñas obras que pasaban desapercibidas y eran de gran rentabilidad.

La misma mecánica de López fue replicada por la exministra de Educación Graciela Cigudosa, quien destinó fortunas a obras pequeñas sobrefacturadas y que generalmente no se realizaban o presentaban enormes falencias de construcción.

Pero parece que los funcionarios no aprenden que esos sistemas de latrocinio terminan mal y llegado el momento los “empresarios”, participes necesarios en las operaciones, dicen que “eran presionados y extorsionados” por el poder para trabajar. La historia es siempre la misma: los “sufridos” constructores echan culpas al poder de turno y continúan participando en el sistema de obras públicas como si nada hubiese pasado.

Pero como reza el dicho popular “una vez más la mula al trigo”,  la plata dulce entusiasma y el sistema de obras pequeñas, de bajo perfil, que beneficia amigos y son de escaso riesgo, vuelve una y otra vez hasta que esas trampas quedan en evidencia con hechos  graves, que pueden provocar muertes masivas, como sucedió en el caso de la Escuela N° 7719 de El Maitén.

El 5 de mayo de 2021 pasado la entonces ministra Perata indicó a los medios que “el pedido del señor Gobernador es poder impulsar la mayor cantidad de obras posibles y nos encontramos en ese camino”, y destacó que “en el ministerio de Educación nunca habíamos podido desarrollar tantos proyectos en seis meses. Hoy, al día de la fecha, sumamos más de 50 proyectos entre refacciones y ampliaciones”.

En ese momento, Perata viajó a Buenos Aires a buscar fondos para obras acompañada por el subsecretario de Recursos y Apoyo y Servicios Auxiliares, Claudio Márquez, quien al regreso afirmó que el viaje marcaría un antes y un después en las obras públicas del Ministerio: “Para nosotros es muy importante destacar el apoyo del Gobierno Nacional a través del ministro (de  Educación, Jaime) Perczyk y su equipo. Lo que pudimos definir con ellos, es el trabajo conjunto entre Nación y la dirección de infraestructura escolar de nuestro ministerio”.

Durante el período de Florencia Perata al frente del Ministerio de Educación, las obras se las asignan a los amigos por zona.  Según una fuente cercana, el reparto lo manejaba Márquez  y lo hacía por zona: en el valle, casi todas eran para Ezio, un amigo muy cercano; en la cordillera para Juan Cottet, compinche y protegido del diputado Pablo Nouveau y del director del Banco Leonardo Aquilantti.

“De esta manera, todos quedaban contentos y los bolsillos, felices”, relató un trabajador del Ministerio y agregó: “Si los diputados o fiscales pidiesen un detalle de obras de refacción de escuelas realizadas por el Ministerio de Educación se llevarían una gran sorpresa, ahí  quedaría en evidencia este sistema tramposo. Nosotros, los empleados, no podemos hacer nada”.

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