viernes, 11 de octubre de 2024

El Embajador en Paris, Tomás de Anchorena, contó que él había sugerido la idea de instalar un centro de prensa que contrarrestara la fuerte campaña que recibía el Gobierna de la Junta Militar en el exterior. La historia real de ese “centro” fue así: entre el 10 y el 11 de febrero de 1977, los altos mandos del ejército analizaron la marcha de las relaciones internacionales con su Comandante en Jefe y Presidente de la Nación. En la oportunidad se llegó a la conclusión de que en materia internacional lo más indicado era tender hacia el aislamiento, como consecuencia de las imputaciones sobre violaciones a los Derechos Humanos. En otras palabras, coincidía con el depresivo Jefe de la Fuerza Aérea, Orlando Ramón Agosti, cuando el 26 de mayo de 1978, afirmó en un discurso que el Gobierno Militar “es legítimo” y que para la defensa de sus ideales estaban dispuestos a pagar el precio “aún en la más estricta soledad si fuera necesario”.

Una calificada fuente me aseguró que “los Generales analizaron el rompimiento de relaciones con México y Francia por la facilidad que se le da en esos países a elementos subversivos”. Días más tarde de la cumbre de Generales, el 18 de febrero, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había dado otra vuelta de tuerca al intentar asesinar al Presidente Videla cuando despegaba del Aeroparque Metropolitano (Operación Gaviota).

Para contrarrestar la “Campaña anti Argentina”, el 13 de marzo de 1977, se realizó un cónclave de Embajadores acreditados en Europa Occidental y organismos internacionales con la coordinación del Subsecretario de Relaciones Internacionales, Capitán de Navío Walter Allara, la cumbre tuvo un doble propósito: “esclarecer la situación nacional e intensificar las relaciones de nuestro país con Europa Occidental”. Una cosa quedó clara: el Gobierno necesitaba “esclarecer los hechos y las consecuencias de la guerra interna” que se estaba librando en Argentina. Como conclusión, se decidió estructurar un “centro de difusión” de la imagen de Argentina con sede en Paris.

El centro piloto de París, o centro de difusión, fue creado por Decreto 1871 del 30 de junio de 1977. Para tal fin se instaló Henri-Martin 83 y a pesar del disgusto del Embajador Tomás de Anchorena, semanas más tarde se llenó de oficiales “operativos” navales y se designó un grupo de periodistas bajo la dirección del veterano periodista Alfredo Bufano.

Pese a los esfuerzos ninguna campaña pudo ser respondida y los embajadores poco podían hacer frente a las noticias de los diarios internacionales. Emilio Eduardo Massera Padula el otro personaje de esta triste historia, llegó a Paris para encontrarse con el Presidente de Francia dos meses después de haber dejado el Comando en Jefe de la Armada en manos de Armando Lambruschini, a quien le habían asesinado a su hija Paula en agosto del mismo año. La bomba la puso Montoneros. “El Negro había sido designado Comandante en Jefe de la Armada a finales de 1963 y ahora soñaba con ser Presidente constitucional de los argentinos. “Massera está acabado”, dijo el Coronel Miguel Mallea Gil durante un almuerzo con dirigentes radicales. Antonio Trócoli, presente en la reunión, sostuvo que no pensaba lo mismo: “tiene diez millones de dólares y muchos compromisos detrás de él, de sindicalistas, empresarios, etc.”. Pocos días después de su entrevista en el Palais l’Elysèe, el General Videla reemplazó al canciller Vicealmirante Oscar Antonio Montes, por su concuñado, Brigadier (R) Carlos Washington Pastor, que hasta ese momento se dedicaba a la cría de pollos. Si Massera sostenía cosas terribles sobre Videla, el General de División Guillermo Suarez Mason era casi peor: Videla es un inepto, no entiende nada de nada y en mi comando toda la oficialidad lo critica aunque yo no lo permita”.

De acuerdo con lo que más tarde informó Anchorena sobre el encuentro Giscard-Massera, el Jefe Naval criticó al gobierno de Videla. No era un secreto, ya lo venía haciendo en off de record a medida que se acercaba su partida de la Armada. Cualquier periodista que caminara un poco más que otros conocía sus dichos: tras exponer sus planes de salida democrática de la dictadura, explicó a un dirigente radical y a dos “abonados al masserismo” que “este gobierno es un desastre y el plan económico de Martínez de Hoz ha demostrado que nos conduce al fracaso. El ha dicho que este año 1978 habría un 60% de inflación y miren ustedes cual es el índice actual. A fin de año se calcula que llegaremos a mucho más del 100%”.

Durante un off de record conmigo a las 17.30 del miércoles 30 de agosto de 1978 (al que concurrí a instancias de un amigo embajador de carrera), en forma jovial dijo que: ya estoy cansado de luchar, por eso me voy. Yo podría quedarme hasta el 24 de marzo de 1979 pero no vale la pena. Videla es un hombre que está de misa en misa en vez de gobernar… el otro día lo encaré para que definiera él y su arma lo que quieran hacer con el país. Otra minuta interna en Clarín, con fecha 20 de octubre de 1978, informaba que Massera sostenía que “Videla se encuentra en baja y que dentro no más de seis meses será depuesto y que él será su sucesor”.

Por mas Centro Piloto de París y los dólares que se gastaban a cuenta del Gorro Frigio. La dictadura militar no lograba salir de su estancamiento. Sus funcionarios iban y venían del exterior ante el silencio de la sociedad, sin lograr apaciguar su estado de “soledad”. Podrían haber gestos, pero no pasaban de eso. Antes de ser echado del Palacio San Martín, el Canciller Oscar A. Montes realizó una cumbre de embajadores en Viena, Austria. En la ocasión realizó un análisis de la actual situación Argentina. El Ministro expresó que “nuestro país enfrenta siete problemas”. Un Embajador se atrevió a preguntarle “que soluciones tenía previstas” y Montes solo respondió que “por ahora es muy difícil formularlas”.

Massera se sentía presidenciable e intentaba fundar el Partido por la Democracia Social, nombrando al Almirante (R) Eduardo Fracassi como su secretario general. En ese tiempo varios se acercaban algunos nombres suenan conocidos, otros muy conocidos.

El 15 de setiembre de 1978 dejó la comandancia de la Armada durante un acto en la Base de Puerto Belgrano. El mismo día dirigió unas líneas al Presidente Jimmy Carter en las que sostenía: “en mis frecuentes visitas a todos los países sudamericanos he hecho especial hincapié en la necesidad de emprender la reconquista del espirito de Occidente por parte de todos los países americanos, como único camino para salvaguardar nuestra identidad continental… a Occidente no hay que buscarla en el mapa, porque es una actitud del alma que no está atada a ninguna geografía”.

Textos tomados del libro “Dios y la Patria se lo Demanden” – Juan B. Yofre

 

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