Lecturas para el fin de semana: «La protectora y el protector»

Lecturas - Noticias |


José de San Martín tras su ingreso en Lima, vivió los primeros meses con bastante sobriedad.
Tras el desembarco en Paracas de la expedición libertadora, en setiembre de 1820, una atractiva mujer mantuvo contacto con el Libertador a través de cartas donde esta remitía secretos, mensajes codificados que informaban sobre los realistas y que, posteriormente, dieron paso a confidencias, entre el libertador y aquella espía patriota, llamada Rosa Campusano, como señala Abdón Pajuelo en El general José de San Martín en su centenario (1965).

Recordemos que San Martín era un hombre físicamente atractivo, pero también lo era con su trato, como señalan numerosos biógrafos, por lo que no resulta novedoso que en no muy pocas ocasiones acompañase al Libertador la conocidísima Rosa Campusano. Nacida en Guayaquil y peruana por aclamación, quien era conocida entre la sociedad limeña como “La Protectora», apodo con que fue bautizada muchos años después por la historiografía romántica y novelesca, ya que documentalmente no hay nada al respecto.

!?Fue probablemente Rosa Campusano aquella mujer que se abrió paso entre la multitud cuando vio al general San Martín ingresar a Lima, arrojándose a sus brazos, diciéndole, mientras lo miraba a los ojos,?!
¡Oh mi general!

Los limeños de entonces sabían que Campusano se reunía en los salones de baile con lo más selecto del círculo patriota. Rosa, junto con Manuelita Sáenz, llegarían a interceptar numerosos secretos realistas, los mismos que inmediatamente eran despachados para el conocimiento de San Martín.

Al respecto, de esta posible relación, es la tradición oral quien la hace llegar a nuestros días.

Por Miguel Ángel Martínez



Últimas Noticias