En 1854, Lewis Jones editaba en gales una revista llamada Punch Gales y en ella apareció un artículo sobre la Patagonia Argentina como un lugar de clima templado al que los galeses les convendría emigrar.
La revista llegaba a EE.UU, y allí se enteró Edwin Roberts, así nació la idea en él de emigrar a nuestra Patagonia que imaginaba como un lugar donde los colonos podían progresar.
Volvió a gales en 1860 y allí junto al grupo de galeses que programaba la inmigración a la Patagonia, arreglaron todo para que el barco Halton Castle zarpara de Liverpool el 25 de abril de 1865 con el contingente.
En febrero salieron de Liverpool en el valle por Córdoba, Lewis Jones y su esposa Ellen Griffths, acompañados por Edwin Roberts, que se delataban para esperar aquí al contingente de inmigrantes.
Pero la Halton Castle no cumplió con lo acordado y finalmente tuvieron que contratar el bergantín “mimosa”, una embarcación que no estaba preparada para viajes de este tipo y que tuvieron que reparar y acondicionar para emprender la larga travesía que se estimaba por lo menos de dos meses.
Así que quienes se habían adelantado debieron esperar más de la cuenta en la incertidumbre de no saber por qué se retrasaba tanto el arribo del contingente.
De la travesía cuanta Matthews en su “crónica de la Colonia Galesa de la Patagonia”: “en general, la travesía fue buena y cómoda, aunque no opinamos así entonces porque era una novedad para la mayoría viajar por mar”… “Se produjo también alguna que otra querella sin consecuencia. Pero esto es difícil de evitar por la misma naturaleza humana. Si en una calle de pueblo es prácticamente imposible una que otra rencilla, cuanto más difícil es evitarla a bordo de una nave donde todas las familias de una calle viven en una misma casa, cocinan en el mismo hogar, y viven todo el día y todos los días en la misma gran estancia”.
En otro párrafo narra: “al salir de Liverpool sumábamos ciento cincuenta y tres almas”.
Antes de partir murió un niño. Dos pequeñas recibieron sepultura en el mar, y murieron dos niñitas que fueron enterradas al llegar a Madryn. Hubo en cambio dos nacimientos en alta mar”.
Cuando el 28 de julio de 1865 por fin arriba el grupo de colonos a bordo del Mimosa a Punta Cuevas, lo primero que debieron hacer al pisar estas tierras fue buscar un sitio apropiado donde sepultar a la niña Elizabeth Jones que había muerto el día anterior (del diario de Lewis Humphreys).
Durante las primeras semanas de estancia en el campamento, fallecieron además una mujer y tres niños más que fueron enterrados en las lomas al sur de la bahía, pero también se produjeron otros hechos felices como un casamiento y un nacimiento.
Respecto de este último suceso, la historia da cuenta de que el alumbramiento de la primera mujer blanca nacida en la Patagonia se produjo el 10 de agosto de 1985 y que fue bautizada como María en prueba de vocación a la virgen. El 12 de agosto de 1865, un tío suyo, el reverendo Humphreys, puso el nombre de “Loma María” en su homenaje, a un cerro solitario que se encontraba cercano al campamento.
María Humphreys fue también la prenda de paz en el primer encuentro de los colonos con los indios, quienes no lograban comunicarse en medio del recelo y la imposibilidad de entenderse. Cuentan que hasta allí había llegado el Cacique Francisco y un grupo de mujeres y que la madre de María que estaba con ellas en sus brazos, en un gesto de amistad le ofreció a la niña a la mujer del Cacique tehuelche, quien la tomo complacida y la mostraba a las mujeres que la acompañaban. Este hecho dio origen a una cálida relación entre los recién llegados y los nativos.
La pequeña María se convirtió con el correr de los años en una bella mujer, pero sobre todo en un ser cálido y solidario. Fue partera y asistió a miles de madres ayudándoles a traer a sus hijos a esta tierra.
En busca de mejores condiciones y tierras fértiles, el grupo de galeses llegados a Golfo Nuevo debió iniciar otra odisea como fue la de trasladarse desde allí hasta la desembocadura del Rio Chupat. En el trayecto un temporal arrojo la embarcación hacia la costa y decidieron bajar allí su cargamento.
El lugar que eligieron para asentarse fue llamado en principio Tres Sauces, luego Caer Antur por algún tiempo y finalmente Rawson en homenaje al ministro Guillermo Colesberry Rawson gracias a quien había sido posible el establecimiento de la colonia en esta región.
Nota de archivo de «El Informador Capitalino»