viernes, 26 de julio de 2024

No hay celebración que se precie en la que no levantemos nuestras copas para brindar. ¿Conoces la historia tras este gesto tan popular?

Según la Real Academia Española de la lengua, el origen del término brindis procede del alemán “bring dir’s” (yo te lo ofrezco), y se le considera la acción de brindar con vino o licor, o las palabras que se dicen al brindar.

El acto del brindis se divide en tres partes.

El primero de ellos es el acto verbal, en el que uno de los participantes indica una razón para el brindis. Habitualmente es el anfitrión, y suele ponerse de pie para hacer el brindis. Puede ir desde un simple ¡salud! a unas palabras de agradecimiento. Cabe que sea acompañado de una anécdota.

A continuación, los presentes alzan sus copas al aire pudiendo acompañarlas de palabras de aprobación hacia el propio brindis y las chocan con el resto de personas a su alcance.

Por último, el tercer acto, donde se confirma el deseo de manera colectiva con un trago, que puede ser un pequeño sorbo o un gran trago que termine con el contenido del recipiente.

Aunque la norma es brindar con la mano derecha, otros señalan que debe hacerse con la izquierda, por ser la del corazón. Por otro lado, según el protocolo, se desaconseja brindar con una copa vacía, porque es una muestra de desagrado, o con agua, que puede interpretarse como un desaire. Además, dependiendo de la cultura existen otros tipos de brindis distintos al convencional, como arrojar las copas o estrellar los recipientes contra una superficie.

Historia y origen del brindis

La tradición de chocar los vasos o copas, en particular cuando se bebe vino, se remonta al siglo XVI, cuando el ejército de Carlos V celebró su victoria tras tomar Roma de forma victoriosa. El ejército alzaba las copas gritando “bring dir’s” (yo te lo ofrezco), cuando los soldados le otorgaban la victoria al monarca.

Según otra leyenda también muy extendida, este ritual nace en la antigua Grecia del siglo VI a. C. En aquella época de conquistas y reinos, una de las maneras más comunes y eficaces para asesinar a una persona era envenenándola.

Por tanto, cuando en un banquete se servía vino, el anfitrión del mismo chocaba fuertemente su copa con las de sus invitados con el fin de que el líquido se salpicase y mezclase entre si. El objetivo era demostrar que la bebida no estaba envenenada.

El brindis en distintos países

Cada país presenta sus particularidades al brindar y ello hace de cada brindis uno especial:

En Alemania, mientras se brinda, es importante mirarse a los ojos. Además, obligatoriamente tiene que sonar el cristal al brindar y es considerado de mala educación volver a llenar el vaso si aún no se ha vaciado. Por su parte, la forma de hacerlo es diciendo alegremente: ¡Prost!

En Argentina, solemos considerar como mal augurio el brindar con la copa vacía o con agua. Y, al igual que los españoles, de quien heredamos la costumbre de brindar, ofrecemos nuestros mejores deseos junto a un sincero ¡Salud!

En China, las copas deben llenarse hasta al borde y luego ser bebida completamente. A la hora de brindar, consideran muy importante el no alzar la copa por encima del anfitrión o la gente mayor presente en la mesa, sino se percibe como un acto de descortesía. En chino mandarín la frase para brindar es ¡Gan bei!

En Francia, también mantienen el contacto visual. Sin embargo, nunca llenan la copa por encima de la mitad y la beben moderadamente a ligeros sorbos. No falta, por supuesto, un enérgico y alegre ¡Santé!

Es desde Italia desde donde nos ha llegado el término brindar, allí para realizar el brindis dicen cin-cin, que no está, como podemos ver, muy alejando de nuestro chin-chin.

En Japón, un brindis es un gesto de lealtad entre amigos. La persona que propone el brindis es la encargada de servir a todas las personas que participan en él. La frase para brindar en japonés es kan-pai.

En Rusia, los integrantes de un brindis lo hacen en cada ronda, no solo al principio de la reunión. Además, cuentan una anécdota de su vida antes de beber el contenido, bebe el vaso o la copa hasta el final y la lanzan una vez terminado el trago.

El protagonismo de la sidra y el champagne

La sidra y el champagne son, en nuestro país, las bebidas más frecuentemente elegidas al momento del brindis.

La sidra es una bebida que se obtiene por la fermentación alcohólica del jugo de las manzanas, con o sin la adición de jugo de peras, en una proporción menor al 10%. Generalmente, las que se comercializan en los mercados suelen tener un mínimo del 4% de alcohol, excepto las sidras sin alcohol que pueden contener 0.5% como máximo. Además, puede tratarse de sidra natural o gasificada.

El secreto de la buena sidra está en el proceso de producción y en la calidad de las manzanas, directamente relacionada con el estado, la conservación, la variedad y el origen de las mismas. Deben estar sanas, en un estado de madurez óptimo y sin picaduras. Asimismo, un alto porcentaje de manzanas ácidas es ideal porque la acidez contribuye a mantener el color natural y el sabor.

En Argentina la mayor producción de materia prima está en el Valle de Río Negro y en el Valle de Uco, Mendoza. Las manzanas del Valle de Uco, por las características climatológicas, son más concentradas en sabor y color. Las variedades que predominan son dos: Red Delicious en un 70% y Granny Smith en un 30%, ambas con muy buena acidez.

Hoy, hay un crecimiento del producto y ya desde hace unos años aparecieron las sidras premium con un perfil organoléptico más complejo. Son sidras naturales que, respetando los métodos tradicionales de elaboración, logran un producto más brillante y transparente, consiguiendo una bebida más próxima a las nuevas exigencias visuales del consumidor.

Elaboración del champagne

El champagne, por su parte, es un tipo de vino espumoso. Se trata generalmente de un vino blanco, aunque también existe el champán rosado. Este último es elaborado a partir de varios tipos de uva, la mayoría tintas.

 

Para la elaboración de champagne pueden emplearse tres variedades de uva: la Pinot Noire, Pinot Meunier y la Chardonnay. Las dos primeras son uvas tintas, mientras que la última es blanca. Cada una tiene su aporte especial: la Pinot Noir aporta al vino cuerpo, carácter y longevidad; la Pinot Meunier tiene menos carácter que la anterior y proporciona un sabor afrutado; la Chardonnay confiere al vino ligereza y frescor.

A pesar de elaborarse con dos terceras partes de uvas tintas, el champagne es un vino blanco. Eso es posible gracias al sistema de prensado inmediato aplicado para que el mosto fluya rápidamente y los pigmentos de la piel de la uva negra no tengan tiempo de teñirlo.

Un momento especial

Con sidra o con champagne, el brindis es un momento especial. Convoca a todos los presentes alrededor de la mesa y nos une en un grito de “salud”, símbolo de amistad, buena voluntad, suerte y prosperidad.

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