viernes, 11 de octubre de 2024

1916 es un año de transformaciones para la Argentina. La aplicación de la Ley Sáenz Peña llevará a la presidencia a Hipólito Yrigoyen, visitante de Comodoro Rivadavia (1918). Pero esta zona sentirá la pérdida (1914) de uno de sus grandes amigos: Julio Argentino Roca. Para no olvidarlo, Trelew dará su nombre a una de sus calles.

El siglo transcurrido desde la declaración de la Independencia en Tucumán queda gravado en dos circunstancias. Renace el problema de contar con un reloj público que concilie los horarios pueblerinos y resuelve colocar la piedra fundamental de una torre-reloj. El 30 de agosto, los componentes de la segunda división del Trelew Athetic Club, fundan, con la presidencia de Dan Lewis, el Club Atlético Independiente transformado en el más antiguo de la ciudad.

Los territorios nacionales carecían de representación parlamentaria y sus voces difícilmente llegaban al Gobierno Central. De aquí que las realizaciones de los hombres del sur fueran poco conocidas en los centros gubernativos. Circunstancias como estas motivaron la importante nota de la Municipalidad de Trelew en la que solicita (1918) al Poder Ejecutivo que no se tome a la Patagonia como lugar de deportación de profesionales del delito. No pasará mucho tiempo, empero, y el Ministerio del Interior comunicará a las gobernaciones de Río Negro, Chubut y Santa Cruz que sus territorios “han sido designados como punto de confinamiento para delincuentes condenados a la pena de deportación”.

Los jueves y domingos del verano de 1917, la banda de música ofrece conciertos populares. Por las calles, 22 tímidos faroles alumbran con luz eléctrica a los raros transeúntes. Y en el Salón Verdi la sociedad se reúne para agasajar a los Oficiales de la Fragata Sarmiento, anclada en Golfo Nuevo.

La vida comercial se ha incrementado, índice de lo cual es la habilitación de una sucursal del Banco Anglo-Sudamericano (14 de agosto de 1917). Cada dos años la población es convocada para elegir las autoridades municipales: Concejales y Juez de Paz. No va más allá su derecho de voto y las campañas políticas apenas sobrepasan el nivel familiar.

Una carrera de automóviles despierta las expectativas de setiembre de 1918. El recorrido, Trelew-Rawson, ida y vuelta es cubierto por el ganador en una hora seis minutos. El pueblo se siente participar de las realidades comunes a los centros más importantes. Por eso, cuando el año siguiente se agregue un motor nuevo a la usina, uno de los periódicos dirá: “con este motor Trelew estará a la altura de cualquier ciudad del mundo”.

Los vecinos españoles, ya congregados en una sociedad de Socorros Mutuos desde 1908, padecieron el incendio de su primer local (1918), lo que los llevó a construir uno nuevo frente a la Plaza Independencia. De la colaboración de todos en la empresa, ilustra una noticia periodística que da cuenta de la velada realizada en el Teatro Verdi para contribuir a los gastos del decorado en el Salón Español.

Algunos datos nos dice de la vida de Trelew en 1920, mientras en la Europa de post guerra se organizaba la Liga de las Naciones y en la Argentina no se había apagado aún el eco de la Semana Trágica.

El año comenzó con una huelga y un boicot a una vieja casa de comercio. La cárcel de Rawson alojó a los perturbadores detenidos. Trelew, fiel a su destino, denudo de las comunicaciones, va inventariando nuevos aportes: la Fundación de “El Rayo”, empresa que en automóviles Fiat abiertos cubría en dos días el trayecto Trelew-Patagones; la concesión del servicio de correos a Esquel al vecino Elías Aguirre, “quien lo hará por medio de galera, verificándose un viaje mensual con pasajeros y correspondencia”. Una disposición municipal establece que la hora de terminación de los espectáculos públicos no deberá pasar de las cero treinta. Para el 27 de octubre, otro entusiasta grupo del deporte funda el Nacional Racing Club con la presidencia de Dionisio Helguera. Ese mismo mes se instala la “Dirección de Agronomía” del Ministerio de Agricultura de la Nación.

Textos tomados del libro: Trelew Biografia de Una Ciudad – Virgilio Zampini

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