lunes, 10 de febrero de 2025

Ocurrió en 1913. El Inspector General de Escuelas de los Territorios Nacionales señor Raúl B. Díaz, le comunica a Isaias Vera que ha sido designado y tiene otorgado el pasaje para viajar a su escuela (así lo documenta el documento oficial correspondiente).

El lugar en el que había sido designado era Ensanche Sarmiento. Esta comunicación -según relataba Don Isaías- le produjo un gran desasosiego. Había solicitado ser designado maestro “en cualquier lugar del país”, pero jamás pensó que lo hicieran justamente en la Patagonia. “Lo primero que hice fue buscar en un mapa. Que notable con cuanta nitidez, recuerdo los detalles, como mi ansiedad grabó el recuerdo de mi primer encuentro con el mapa de Chubut! …. tenía que viajar a Comodoro Rivadavia, localidad que el petróleo había divulgado en el país. Era un lugar importante. Me entusiasmó conocer el emporio del petróleo. En Buenos Aires me dieron mayores precisiones, la escuela estaba ubicada en el paraje –Choiquenilahué- (vado o paso de avestruces) en la zona de Colonia Sarmiento.

“El pasaje que me otorgaba el Consejo Nacional de Educación era para una empresa naviera que me transportaría a Comodoro Rivadavia. De allí a la escuela, lo arreglaron con una frase que, con el tiempo me resultó familiar: “arbitrará los medios”, que traducido significaba “arréglese como pueda”.

Cuando, en 1913, el maestro riojano de Malanzán, sintió el alivio de pisar tierra chubutense, dejaba la inmensidad del mar para enfrentar la inmensa soledad del interior patagónico.

Hablando de su primera visión sobre la Patagonia luego de su arribo a Comodoro Rivadavia y cómo era entonces aquella población. “La nota dominante en aquella primera impresión fue la aridez. Pese a todo no carecía de belleza ese  paisaje tan duro, particularmente cuando incorporamos el mar, el mar recortado por los cerros pelados y grises”.

Recordaba Don Isaías “lo difícil que le resultó vivir en los primeros tiempos”. “Pensé seriamente que no servía para maestro en la Patagonia, que debía renunciar. Luego me entusiasmé. Creo que el cambio se produce al pasar a desempeñarme como maestro de escuela ambulante. Realmente me sentí estimulado. La gente esperaba al maestro con demostraciones de afecto y valoración de su labor”.

Además la escuela ambulante hizo que estuviera en contacto con grupos aborígenes. En su mayoría de origen tehuelche. Recordó: “Siempre me entendí muy bien con ellos. Siempre estuvieron dispuestos a colaborara con el maestro. Desde entonces he sido un defensor de los aborígenes: Pienso que si se produjeron cambios negativos en sus costumbres fue por la presión nefasta de muchos blancos que sólo los movía intereses mezquinos..”.

“La Escuela Nº 31 de Ensanche Sarmiento (hoy Facundo) debía reubicarla en el paraje Vuelta del Río, también conocido por el topónimo “choiquenilahué”, este fue mi primer inconveniente, primero porque la gente se oponía al traslado de la escuela y además no había local para el funcionamiento. CUANDO PIENSO CUANTAS ESCUELAS SE PUSIERON EN FUNCIONAMIENTO, GRACIAS EL ENTUSIASMO, AL COMPROMISO CON LA GRAN CAUSA DE LA EDUCACIÓN POPULAR, esos maestros que hicieron mucho más de lo que nadie podía exigirles!. Así discurría el viejo maestro.

El maestro riojano luego de superar los inconvenientes y haber comenzado las clases en improvisado local cedido por un poblador, cuando el Consejo Nacional de Educación le crea un desasosiego mucho mayor que aquel que le produjo la designación en la Patagonia. Se ponía en marcha el sistema de Escuelas Ambulantes y “su” escuela pasaba a funcionar bajo esa modalidad.

Vamos a seguir el itinerario de este docente. Lo hacía llevando en un carro además de sus pertenencias el mísero material escolar, compuesto por un pizarrón, un mapa de la República Argentina, un planisferio, libros de lectura, cuadernos, papel, lápices, lapiceras, tinta, tizas, escuadras, reglas compases etc. Tenía un pequeño mástil y una bandera que izaba en cada clase.

“Todo este equipo debí adquirirlo –dice Don Isaías-, refiriéndose al carro, arneses, recado, caballo, etcétera, ya que no había transportes ni comunicaciones entre estos parajes unidos por huellas de carros y a días de viaje ..”. Además “en el carro había que transportar los utensilios de cocina, los víveres y hasta el agua ..” puntualizaba Don Elías. Y Agregaba:“Todo estaba previsto para poder acampar y pasar la noche en la huella.. era muy importante, además del poncho “calamaco”, tener una buena lona .. servía para la lluvia, la nieve, el sol, el viento y el rocío, hay que aprender a dormir en el campo y poder gozar de los deslumbrantes cielos patagónicos..”.

Don Isaías era hombre de a caballo; en el carro iba un peón

Del paraje “choiquenilahué” se traslada a Colonia Saihueque distante unos ochenta kilómetros. Se trataba de una comunidad que como consecuencia de la Campaña del Desierto mantenía un hondo resentimiento y un lógico sentimiento de automarginación. “El acercamiento y la convivencia no fue tarea fácil –recordaba el maestro- a su natural espíritu bondadoso y pacífico, se superponía una terrible desconfianza. Me debí manejar con mucha diplomacia pero firme en mis derechos, deberes y obligaciones. Aprendí muchas cosas relacionadas con su modo de vida, costumbres y cultura. Participé en sus cacerías y presencié las ceremonias religiosas”.

Don Isaías contaba que “tenían interés por aprender a leer y escribir, inclusive algunos adultos. Eran inteligentes y hábiles. Entre ellos se manejaban en “lengua” lo que hacía complicado comunicarse, lamentablemente no recibieron de muchos pobladores el trato y la consideración debida, particularmente algunos comerciantes.”

La siguiente sede fue Centro Rio Mayo –en la actualidad Ricardo Rojas-. En Centro Río Mayo, cuando habiendo resuelto la instalación de una escuela y reunidos los alumnos se disponen a iniciar las tareas, un comerciante del lugar retira una pasarela que posibilita el cruce del río a los alumnos provenientes de la margen opuesta.

Ante la imposibilidad de convencer al vecino, el maestro levanta la escuela y la instala en Paso Shull (Alto Río Senguer) donde con muy buena asistencia de alumnos continuó su labor. El nuevo emplazamiento fue en los toldos del CACIQUE SACAMATA, quien le brindó un gran apoyo facilitándola un galpón para instalar la escuela y dar albergue a algunos alumnos que por razones de distancia no podían regresar a sus hogares diariamente.

Luego de cumplir un período en la localidad de Facundo, se traslada hasta Aldea Apeleg distante unos cien kilómetros. En la escuela allí instalada que deja de funcionar con la modalidad de Ambulante para volver al régimen de Escuela Común o “Escuela Fija” como se la dio en llamar entonces, permaneció por espacio de un año y medio.

En 1923 es designado Director de la escuela de Las Pampas, paraje ubicado en plena montaña, en la zona fronteriza de Río Pico. En 1926 es trasladado a la escuela de Río Pico pequeño núcleo urbano formado, precisamente, por la presencia de la escuela. Allí alcanzó la categoría de Director Superior y va a permanecer hasta su jubilación en 1947.

Su esposa, señora Juana de la Fuente, nacida en Capital Federal, es trasladada a Cerro Situación. Don Isaías a requerimiento de la Superioridad, se desempeña allí como maestro de grado. Allí permanecen desde 1952 a 1954 en que se trasladan a Rio Grande donde permanecerán hasta su jubilación en 1960. El maestro riojano que llegó a Chubut se convirtió en la reliquia viviente de aquellos legendarios docentes de las ESCUELAS AMBULANTES.

El maestro riojano de Malanzán, que en 1913 llegara a Chubut buscando el paso de los avestruces (choiquenilahué) y decidiera quedarse para siempre en Chupat, la tierra tehuelche, falleció en Esquel, el 11 de noviembre de 1988. Tenía 96 años.

HISTORIA DE VIA DE MAESTROS CHUBUTENSES

Serie “rescate”.

 

 

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