Este marino estadounidense había comandado el bergantín “Invencible” antes de recibir órdenes del gobierno argentino de actuar en la guerra de corso contra España. En enero de 1820, al mando de la fragata “Heroína” zarpó rumbo a Río de Janeiro, en cuya navegación debió soportar la rebeldía de la tripulación que ocasionó el fracaso de la misión de corso encomendada, aunque el 27 de agosto apresaba a la fragata Carlota con cargamento destinado a Lisboa.
Dos meses después, el 20 de octubre, avistaba el norte de las islas Malvinas y perdía en un temporal a la presa Carlota.
Diezmada la tripulación, con muchos cadáveres en cubierta y escasísimos alimentos, amarró a unas diez millas del puerto Soledad. Seguidamente, en tierra se improvisaron tiendas de campaña con las velas de la nave “Heroína”, para resguardar a los enfermos de la intemperie.
Como encontrara en sus inmediaciones medio centenar de pesqueros que operaban con entera libertad desde que las autoridades españolas abandonaran las islas en 1811, Jewett procedió a realizar un acto solemne de jurisdicción territorial en dicho suelo, en nombre del pueblo y gobierno argentinos, izando la bandera y saludándola con una salva de 21 cañonazos.
En esos momentos se encontró con el capitán británico Weddell, al que le dirigió el 2 de noviembre una comunicación de este tenor:
“Señor: Tengo el honor de informar a Ud. de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sur, para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen. Al desempeñar este deber deseo obrar con la mayor deferencia y equidad hacia todos los pabellones amigos.
Uno de los objetos principales es evitar esa abusiva destrucción de los recursos tan útiles para aquellos, cuyas necesidades los compelen o convidan a visitar estas islas, y auxiliar a los que deseen abastecerse a poca costa.
Como su objeto no es contravenir a estas disposiciones, y como creo que puede resultarnos de alguna ventaja una entrevista personal, invito a Ud. a que venga a bordo de mi buque, donde podré alojarlo todo el tiempo que Ud. quiera. Suplico a Ud. al mismo tiempo que haga saber esto a los otros súbditos británicos que se hallen en estos parajes”. La nota fue publicada luego en la Gaceta de Buenos Aires el 20/08/1829.
Al mes y medio de su arribada, regresaban los enfermos a bordo y se daban a la mar rumbo al cabo de Buena Esperanza, para continuar con el corso en los mares orientales