domingo, 8 de septiembre de 2024

Las medidas anunciadas por el Ministro de Economía Sergio Massa comienzan a verse plasmadas en la realidad, y persiguen el doble objetivo del ordenamiento fiscal y la recomposición de reservas. A ello se refirió el Doctor en Economía Mario Blejer, ex Presidente del Banco Central de la República Argentina.

PREGUNTA: ¿Qué opina de la coyuntura actual?
RESPUESTA: La situación económica en general es mala, de mucha tensión y presiones. Es posible que las medidas que se están planteando influencien positivamente. Pero a nivel objetivo hay problemas serios de déficit fiscal, falta de reservas, a nivel de producción y distribución. Es una economía muy desequilibrada. En lo inmediato, lo más importante es moderar el déficit fiscal y evitar una situación de escases total de reservas.

P: ¿Estamos cerca de un escenario como el de 2001/02?
R: Aquella vez la situación era mucho más delicada. En aquel momento había una crisis bancaria, con entidades casi quebradas, a lo que luego se sumó el corralito, en medio de un desmembramiento de los actores reales de la economía. Era una crisis más seria. Hoy tenemos los problemas que ya mencionamos, pero no hay motivos para pensar que la economía va a colapsar.

P: ¿Hay riesgo de marchar hacia una hiper inflación?
R: Para llegar a esa situación debería “pasar algo”. Así como están las cosas, con falta de crecimiento y tensiones político-sociales, no parece haber motivos para que la economía se descontrole totalmente. El paquete de medidas anunciadas por Massa, van en la dirección correcta. No digo que sean suficientes o extraordinarias. Pero buscan la reducción del déficit y la intención de no financiarse con el Banco Central.

P: ¿Cómo evalúa el deterioro del balance del Banco Central?
R: Bueno, la inflación es consecuencia de eso. Pero en el Banco Central hay varias facetas, una es la política monetaria, o otra la política financiera. En términos generales, el Banco Central está haciendo lo que tiene que hacer. Respecto a las polìticas macro, es evidente que hay un desequilibrio, y es evidente que el Banco Central no tuvo más remedio que financiarlo. Hay que mirar las cuentas desde el punto de vista contable, y no económico. No es lo mismo que el Estado le deba al Banco Central, a que le deba a los acreedores privados. La deuda del Estado con el Banco Central, difícilmente se pague. Al fin y al cabo el Banco Central es parte del gobierno.

La dolarización es difícil. Es especial porque luce irreal para un país como Argentina. En principio la pregunta es de donde van a salir los dólares. ¿Cuál sería la ganancia? Tal vez la de la disciplina de una “convertibilidad exagerada”. Yo no creo que funcione.

P: ¿Qué opina de la premisa histórica acerca de la “independencia del Banco Central”?
R: A mi juicio la independencia del Banco Central es un mito. Tal vez hay que cuidar ese mito, porque es útil a los fines de que el país pueda mostrar credibilidad si sabe que el Banco Central no está “haciendo política”, sino “política económica”. Puede ser que sea real en algunos aspectos, pero la idea de que el Banco Central es independiente es muy limitada. Lo que hicieron la Reserva Federal y los Bancos Centrales del mundo en los últimos dos años, inundando de papeles con la maquinita, refleja que la independencia no existe.

P: ¿Son posibles la dolarización o propuestas extremas como la de “quemar el Banco Central” abandonando la moneda argentina?
R: Respecto a las propuestas extremas ni vale la pena discutir. La dolarización es difícil. Es especial porque luce irreal para un país como Argentina. En principio la pregunta es de donde van a salir los dólares. Segundo, se pierde la habilidad de utilizar la política monetaria. Yo no creo que la política monetaria deba ser subyugada a la política fiscal. Pero sí tiene que ser coordinada. Sin moneda local no hay política monetaria. Y por definición tampoco hay política cambiaria. Nos quedaría solo la política de ingresos y la política fiscal. Y las políticas de ingresos en Argentina son complicadas porque están dominadas por acuerdos colectivos, políticas sindicales. Y la política fiscal es criticada siempre por los excesos. ¿Cuál sería la ganancia? Tal vez la de la disciplina de una “convertibilidad exagerada”. Yo no creo que funcione.

P: ¿Hay inflación importada a raíz de la guerra en Ucrania?
R: Estimo que sí hay algo de inflación importada, pero es la misma que puede haber en Brasil o en México. No creo que sea un tema tan importante como para poder explicar una inflación anual del 100%.

P: ¿Qué opina del acuerdo con el FMI?
R: El acuerdo de este año es una ramificación del acuerdo original de 2018. La verdad es que es relativamente generoso respecto a lo que el Fondo es. Normalmente para desembolsos de este tamaño, el organismo requiere programas de largo plazo que incluyen reformas estructurales. Argentina cuenta con un programa de largo plazo y enormes desembolsos, y sin embargo no se le demandan grandes reformas. En este momento da la sensación de que el Fondo está en el mismo barco que Argentina, porque no le conviene que a su único gran cliente le vaya mal.

P: ¿Hay un mea culpa del FMI?
R: El Fondo viene haciendo mea culpa hace tiempo. Es una institución necesaria para coordinar metodologías, números y estructuras de políticas, especialmente en países que tienen una brecha financiera externa de corto plazo. Pero la realidad es que a la larga no le ha acertado a las necesidades económicas y sociales de los países a los que asiste. Y además en este contexto, los tres trillones de dólares que ha emitido la Reserva Federal dejan al FMI como un “enano financiero”, porque claramente no tiene esa capacidad de recursos.

Fuente: El diario de Río Negro

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