La implementación de políticas que tiendan a reducir las disparidades entre los hogares y mejorar los esquemas de protección de ingresos son centrales para mejorar la vida de millones de niñas y niños.
Unicef puso a disposición nuevos datos sobre la situación que hoy enfrenta la infancia y la adolescencia en Argentina, tal como lo hace en forma continua desde 2016. El escenario arroja múltiples desafíos: las estimaciones para el segundo semestre de 2023 ubican la pobreza extrema infantil en el 19,4%, cinco puntos porcentuales más que la primera mitad del año, lo que equivale a 634.000 niñas, niños y adolescentes que se suman a los 1,8 millones que ya se encontraban en esta situación.
Estos datos se enmarcan en los monitoreos sobre la situación de la niñez y la adolescencia que Unicef realiza para contribuir a la toma de decisiones de los gobiernos, a partir del mandato establecido en la Convención de los Derechos del Niño, que en el país tiene rango constitucional.
Existe evidencia global que muestra que la combinación de políticas públicas y la protección de los recursos presupuestarios que se asignan a la niñez es clave para dar respuesta a los niveles de pobreza que afectan a hogares con niñas, niños y adolescentes. El presupuesto constituye una herramienta clave de la política fiscal para fortalecer la sostenibilidad y el uso adecuado de los recursos públicos para el cumplimiento de los derechos de la infancia, y para el desarrollo social y económico de un país.
En el marco de los desafíos socioeconómicos que enfrenta el país, en los últimos tres años se ha registrado un descenso en el presupuesto nacional destinado a la niñez y, en lo que va del presente año, muestra una caída del 75% en términos reales comparado con 2023. Los aumentos en los montos de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y en la Prestación Alimentar a comienzos de este año contribuyeron a mitigar el impacto de los incrementos de precios en los hogares en situación de pobreza. De todas formas, durante los últimos años, la capacidad de compra de ambas prestaciones evidencia una significativa caída.
Para contrarrestar esta realidad es importante poder avanzar en un nuevo mecanismo de actualización de las prestaciones que integre la variación de precios, evite prolongados rezagos y replantee las condicionalidades vigentes para acceder a estos programas. La implementación de políticas que tiendan a reducir las disparidades entre los hogares y mejorar los esquemas de protección de ingresos son centrales para mejorar la vida de millones de niñas y niños.
En este sentido, en el marco del proceso de reordenamiento fiscal vigente, consideramos indispensable maximizar los esfuerzos para priorizar el presupuesto nacional dirigido a la niñez. Evitar reducciones en su financiamiento mediante la disposición de recursos que garanticen la sostenibilidad de las políticas abrirá paso a un mejor presente y futuro para cada infancia.
Desde Unicef buscamos que la información que ponemos a disposición de la sociedad y las autoridades de los gobiernos cada año en forma sostenida pueda contribuir a la protección y promoción de los derechos de las chicas y los chicos. Derechos -entre otros- a la educación, a la salud, a una vivienda digna, a un hábitat seguro y al bienestar pleno que permita un crecimiento y desarrollo con todo su potencial para beneficio del presente y el futuro del país.
Fuente: El País