La extracción salinera fue muy importante en las dos primeras décadas del siglo XX. Esta actividad, sumada a la producción lanera, produjo asentamientos de población en la zona, entre ellos el de Salinas Chicas, donde además funcionó un negocio de ramos generales. Estos establecimientos ubicados en un punto geográfico que facilitaba la concurrencia de los vecinos, centralizaban toda la actividad social de los pobladores cercanos. Ana Mafalda Remussi nos contaba que “los puestos eran todos como una familia. Los domingos y días festivos se reunían”.
La presencia de niños en edad escolar en estos campos, sumado a la distancia que los separaba de la escuela de Pirámides, hizo de este sitio el lugar ideal para asentar una escuela. Esto da lugar a que en el año 1.922, el Inspector de Escuelas recomendase la fundación de un establecimiento escolar en Salinas Chicas, el que funcionaría como Escuela Nro. 55.
Ana Remussi, cuyos padres eran los dueños del comercio, contaba: “La escuela tenía una sola aula, estaba a 500 metros de la casa y de nuestro negocio. El maestro vivía en la escuela en una habitación pegada”. El docente era el señor Casiano Amaya, de quien recuerda: “No sé si la señora vivía ahí, pero sí conocí años después a su hijo. El maestro me cuidaba, era una persona muy buena. A la escuela asistían mis hermanos Humberto y Lidia, a mi me llevaban de la mano, estaba con el maestro mientras daba clases, a upa porque tenía 3 o 4 años. No estuvo mucho la escuela, asistían 15 o 20 chicos, que iban y venían todos los días a caballo o caminando. Estaban los chicos de Francisca Medina. La escuela tenía pizarrón y bancos, para los chicos había de todo”.
La misma Ana nos decía que cuando tenía 8 o 9 años fue a clases a la Escuela Nro. 28 de Pirámides, y cuando regresó, 2 años más tarde, -1.930/1.931- la Escuela 55 ya no estaba.
Texto de: “El desarrollo de la Educación en Puerto Madryn y Zonas Aledañas” (Marta Gueli-Liliana Martín