Alejandro Sandilo se enteró en el Aeropuerto Internacional de Trelew que La Voz de Chubut publicó un nota donde contamos que designó una gran cantidad de nuevos funcionarios (ñoquis?) y no publicó en el Boletín Oficial el listado de nombres y cargos, tal como lo establece la ley, para evitar el escándalo público.
Habían pasado unos minutos de las 8 de la mañana, el secretario general de la Gobernación estaba en la sala de embarque haciendo la fila para ingresar a la puerta N°2 que los depositaría en el avión que lo llevó a Capital Federal y un colaborador le envió el link de la nota a su celular.
Sandilo no pudo disimular la bronca a pesar de tener parte de la cara cubierta por un barbijo. Automáticamente ordenó esconder el anexo 1 del decreto N° 801/22, que es donde figura el listado de los nuevos funcionarios/militantes del gobernador, bajo amenaza de cortar la cabeza de quien se atreva a desobedecer.
La noticia circulo rápidamente en los pasillos de gobierno y entre el público en general pero para las 10 de la mañana, horario en que Sandilo pisó Buenos Aires y pudo volver a darle señal a su celular, el tema parecía controlado: las 3 o 4 personas se acercaron hasta la Dirección General de Registros a pedir el anexo 1 fueron atendidas por el responsable del lugar, Jorge Delgado, quien les sugirió amablemente que presenten una nota formal y él les entregaría el material.
El problema comenzó al mediodía, cuando un periodista de FM Capital 93.5 de Rawson se presentó con una nota formal y solicitó el famoso Anexo 1. Automáticamente Delgado desapareció del lugar y dejó a cargo a Yamila Saaud, quien sin argumentos para esgrimir ya que se trata de un documento público y el pedido estaba enmarcado en la Ley N° 27.275 de libre acceso a la información, se comprometió a entregar el listado en 24 horas.
Delgado tomó la nota presentada por la radio y partió a la Secretaría Privada del gobernador a buscar nuevas directivas, a sabiendas que no puede esconder por mucho tiempo un documento público y que su cabeza está en juego. El funcionario fue recibido por Tamara Gómez, especialista en estas cuestiones y, en línea con Sandilo, elaboraron una estrategia: bajo ningún concepto entregar el anexo 1.
Sandilo tiene que cumplir con la militancia.