El secretario general de Gobierno, Alejandro Sandilo, suele hacer un culto de la frase “En política hay que hacerse el boludo para mantenerse en el poder”, que popularizó en su momento Felipe Solá.
En su afán de mostrarse amplio y respetuoso, Sandilo incurre en contradicciones flagrantes. En recientes declaraciones habló de su grupo como “un espacio nuevo, amplio, que no quiere discutir con ningún sector”, interesante frase para quien se dedica a la política, donde discutir es intercambiar ideas, propuestas y posiciones pero ellos contrariamente a esos principios de muestra como un hombre que corta el diálogo.
Más adelante reafirma su eterna condición de chupamedias al afirmar que “no hicimos la inauguración formal porque Sergio Massa nos ha pedido un tiempo porque quiere venir” y en una tercera frase demuestra que es un partido de firmes convicciones, sin interesados y con profundos principios filosóficos; “Hemos tenido una fuerte llegada de afiliados con la llegada de Sergio Massa al gabinete nacional”.
Alejando Sandilo es un hombre de trinchera, incondicional de Arcioni, seguidor de Massa y obsecuente del que le pase cerca con un poquito de poder y le brinde un pequeño espacio donde acomodarse.