César Cicciotti, armador fresquero de altura marplatense, analiza la difícil coyuntura que atraviesa el sector y anticipa lo que puede suceder con los buques “Padre Pío”, “Belvedere” y “Niño Jesús de Praga”. “Si no hay zafra de langostino, con todos los barcos en el puerto no tendremos a quién venderle merluza”, aseguró.
Ya nadie piensa en construir barcos nuevos sino en ver cómo se sobrevive a una tormenta casi perfecta y que pone en jaque los cimientos de las propias empresas. Armador del “Padre Pío”, el “Belvedere” y el ya nombrado “Niño Jesús de Praga”, Cicciotti asegura que la flota no ha tenido interrupciones en lo que va del año y se encuentra operativa.
“Los tres barcos están pescando y hemos asumido las pérdidas. Vamos a seguir hasta fin de año y si no mejora la cosa, ya en noviembre o diciembre quedaremos parados porque no puede sostenerse más”, dijo el empresario. Antes cuando las cosas estaban mal había que trabajar el doble para salir adelante. Ahora te fundís más rápido”, remarcó.
El empresario desea que las cosas puedan resolverse como para que pueda llevarse adelante la zafra de langostino, aunque ya sabe que los precios no serán buenos en el sur y muchas fábricas no van a trabajar.
“Sería bueno que se vayan 50 barcos al langostino como todos los años porque si estamos todos acá no vamos a poder trabajar porque no vamos a tener a quien venderle la merluza. Han cerrado muchas plantas y su elaboración es muy limitada. No hay quien elabore el pescado si entran varios barcos juntos, además de que cae el precio”, explicó.
Cicciotti se mostró autocrítico cuando señaló que parte de la causa que devino en esta emergencia que atraviesa el sector es culpa de los propios armadores. “El problema no son los aumentos que no podemos dar este año sino los que hemos dado en años anteriores, por miedo a no salir, a quedar parados, a que la fábrica no tenga pescado. También extorsionados muchas veces, lo sabe todo el mundo, si no cobro esto no salgo, la famosa tablita… lo hemos permitido… todo lo que pasó en los últimos años lo estamos pagando hoy”.
En ese sentido remarcó que “parar una planta con el pescado en la mesa no es bueno, me aumentás o no salgo, no es bueno. Y también pasó con los proveedores que se fueron al diablo con la facturación de los servicios. La estiba no aumentó en estos primeros cuatro meses, pero es una locura lo que aumentó los años anteriores cuando el pescado no subió en esa proporción, o ni aumentó, como ocurre con la merluza”.
Viejo pescador, “Cesarino”, como lo conocen todos en el muelle, asegura que con la “tablita” se han perdido especies como el atún o la anchoíta ya que los tripulantes quieren cobrar lo mismo que cuando salen a merluza.
“Deberíamos ir a un convenio y aplicarlo. Crisis hemos tenido muchísimas, en los 80, en los 90, pero había un convenio a la parte y todos participaban de las ganancias y las pérdidas, cuando el precio era bajo la gente ganaba menos y cuando subía ganaba más. En los barcos de altura había un porcentaje. Ahora con la tablita es esto o no salgo”.
Por último, el empresario y armador pesquero lamentó que el gobierno no tome medidas que fomenten la producción y el trabajo, y si bien reconoció que hay muchas cosas que resolver, acordar con los gremios será central.
“No queremos torcerle el brazo a nadie. Pero debemos tener un convenio y discutir sobre el convenio; que ganen sobre la producción y no sobre un número caprichoso”, concluyó.
Fuente: Revista Puerto