sábado, 27 de julio de 2024

De acuerdo a los datos oficiales, la Colonia Tecka fue creada por decreto del 11 de julio de 1921, con una superficie de 12.153 hectáreas subdivididas en 32 lotes. Pero la creación de un pueblo no puede quedar encerrada tras la letra fría de un decreto gubernamental, o en aspectos meramente administrativos y estadísticos. Siempre se oculta una historia mucho más interesante que tiene que ver con personas, con hechos de voluntad, esfuerzo y decisión que deben ser rescatados y valorizados.

Hacia principios de 1900, el valle de Tecka era transitado por muchos colonos que se dirigían desde la Colonia 16 de Octubre hacia la costa, y aproximadamente en 1905 comenzó a convertirse en parada obligatoria de carros y pasajeros alrededor del establecimiento comercial de Francisco Pecoraro, uno de los primeros pobladores del lugar. Este comerciante, que era un italiano nacido en 1866 en Salerno, que arribó a la Patagonia en 1888 junto con otro compatriota llamado Francisco Pietrobelli. El primer trabajo que obtuvo fue como empleado del ferrocarril del Chubut, y al poco tiempo con el dinero ahorrado y algunos contactos establecidos, decidió instalarse en Tecka con un almacén y tienda. Al parecer, cuando ya contaba con suficientes ahorros y emprendimientos, vendió sus tierras a la Compañía Mercantil Chubut y se retiró a Trelew. Para ese entonces, varios inversores ganaderos que comenzaban a comprar tierras en el fértil valle, establecieron que si esa área era propiedad privada no podía, en el futuro, asentarse allí un pueblo.

Así es como ese pequeño grupo de pobladores del lugar tuvo que abandonar las orillas del río y buscar un nuevo sitio de tierras fiscales alejadas al asentamiento original por unos 5 kilómetros. Existen dos formas casi siempre exactas para la constitución de un pueblo en el cual desde el principio hay unos pocos primeros habitantes: una casa de comercio y la necesidad de los vecinos de levantar establecimiento escolar o la necesidad y la presencia de un destacamento de policía. Aquí, según un viejo mapa, se dieron estas dos circunstancias, el comercio y el destacamento.

Entre esos primeros vecinos comerciantes estaba Francisco Pecoraro y el uruguayo Wenceslao Silva, a quien según algunos testimonios orales le atribuyen incluso la responsabilidad de ese primer traslado a la actual ubicación del pueblo. El cronista y viajero Luis Ángel Terraza relató sobre esos primeros intentos: “El abnegado pionero Wenceslao Silva construyó y donó cuatro edificios. Uno de ellos para la escuela, otro para el Juzgado de Paz, el tercero para Comisaría y el cuarto para Oficina de Correos”. Allí estaría prácticamente la fundación institucional de un pueblo. Terraza además nos dice: “No se sabe con justeza cuáles fueron las razones por las que no se aceptó el edificio que don Wenceslao donaba para la escuela. Se supone que el gobierno ya tendría proyectos de levantar una en el lugar. Los demás fueron aceptados”.

Un tiempo después don Wenceslao Silva recibió una nota de agradecimiento por parte del gobierno en que se le informaba además que al habilitar las dependencias tendrían en cuenta los edificios que él tan gentilmente había donado.

Así se fue conformando un pequeño poblado, circundado por las altas lomadas y rodeado de sierras sin vegetación, y en los alrededores, principalmente en los valles, se fue desarrollando una rica zona ganadera. Estas sierras estaban ubicadas a unos 550 metros sobre el nivel del mar, por lo que sus valles y sierras se cubrían de nieve en invierno, origen de los bañados, los ojos de agua, arroyos y ríos, cuyo aporte de agua originó un fértil valle, principalmente a orillas del río Tecka.

Por decreto de fecha 16 de marzo de 1910, se creó el Juzgado de Paz, siendo su primer titular Ernesto Coen, quien permaneció allí un año, luego prosiguió don Ícaro del Monte. En el año 1920, se pone en funcionamiento el Correo de Tecka; ocupará la primera jefatura Otalvina S. Centeno.

Constituidos los primeros edificios, luego vino la tarea de llamar la atención a las autoridades por el mantenimiento de los mismos. Existen crónicas escritas de numerosas gestiones realizadas ante el Consejo Nacional de Educación, para introducir mejoras y tareas de mantenimiento en el viejo edificio de la Escuelita número 40. Se pedían presupuestos, se elevaban y luego pasaba el tiempo y no había respuesta.

A partir de 1934 y hasta 1944, la escuela obtuvo bajo la responsabilidad de los directores y maestros Alberto Lucero y Lidia Irene Martínez, después. En 1946, la escuela funcionó en un local cedido por la Comisión de Fomento y la dirección estaba a cargo de Adelina Harrington. Recién el 8 de septiembre de ese año, se recibió el nuevo edificio levantado con aportes pro escuela de la Gobernación del Territorio y el infaltable aporte particular de los vecinos.

En 1932, por esfuerzo propio, un grupo de jóvenes construyó un salón destinado a ser la sede del Club Atlético y Cultural Tecka, institución que luego fue transformada en la Sociedad de Socorros Mutuos. Luego de varias refacciones, hoy funciona en dicho salón el Club de Madres. Allí se realizan festejos patrios, fiestas populares, talleres y se atienden otros requerimientos de la comunidad.

Desde 1987, en Tecka se festeja la “Fiesta del Calafate”, celebración local que comenzó a gestarse por iniciativa de la señora Eloísa Ríos, cuando cumplía funciones de secretaria municipal.

Fragmentos del libro “Tecka, una aproximación histórica”, de Ernesto Maggiori

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