sábado, 27 de julio de 2024

En la primera licitación de deuda pública en pesos luego de que se conocieran las medidas económicas para el dólar, los impuestos y las importaciones, el Gobierno consiguió renovar todos los vencimientos y captó un excedente.

El financiamiento fue de $ 760.604 millones, lo que implica un “neto” (nuevo endeudamiento) de casi $ 110.000 millones en esta operación y unos $ 250.137 millones en todo julio, a falta de la segunda vuelta de la licitación, que será este viernes exclusivamente para bancos y sociedades de Bolsa que son Creadores de Mercado.

La licitación fue la anteúltima antes de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto, ya que la última será el jueves 10 de ese mes. Tras el canje de deuda por unos $ 7,4 billones de junio, en el Ministerio de Economía consideraban que el financiamiento del Tesoro no tendría inconvenientes hasta después de los comicios. La asistencia de bancos y organismos públicos es primordial a tal fin.

Sin embargo, las tasas de interés que debe convalidar son de entre el 7,46% y 7,68% efectivas mensuales -137,15% y 142,97% TEA- en las Letras a Descuento (Ledes) y de entre 8,41% y 9,74% por encima de la inflación en los instrumentos vinculados a la evolución de los precios (Lecer).

“Se destaca que el 56% del financiamiento obtenido correspondió a instrumentos con vencimientos en 2023 (84% al cuarto trimestre del año), el 24% con vencimientos en 2024, y el 20% restante, en 2025. Además, el 51% estuvo compuesto por instrumentos ajustados por CER, el 28% a tasa fija, y el 21% restante, por títulos ajustados al tipo de cambio oficial”, comunicó el Palacio de Hacienda.

“En esta licitación, el plazo promedio ponderado por el valor efectivo adjudicado para los instrumentos ajustados por CER fue de 10,3 meses. Esto representa una mejora respecto a los valores de junio, de 5,9 meses. En cuanto a los títulos vinculados al dólar, el plazo promedio ponderado fue de 9,7 meses”, agregaron en los despachos oficiales.

El riesgo implícito es que casi todos los vencimientos a 2024 y 2025 están indexados a la inflación o el dólar, que probablemente tengan grandes saltos en una nueva gestión, lo que a su vez complicará la sostenibilidad de futuros planes anti inflacionarios.

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