
El porteño ocupó la Dirección de Parques Nacionales entre 1934 y 1944, en coincidencia con la así llamada “restauración conservadora”. Ideó una serie de villas para “neutralizar la presión demográfica” que, supuestamente, ejercía Chile.
La creación de una “villa” en cercanías del lago Mascardi formó parte del proyecto de transformación de la zona que ideó y concretó Exequiel Bustillo, durante su paso por la Dirección de Parques Nacionales. El abogado ocupó el cargo durante la década que medió entre 1934 y 1944, es decir, durante la restauración conservadora que siguió a la experiencia de la Unión Cívica Radical.
El pensamiento del político –fue legislador bonaerense entre 1924 y 1927– consistió en distanciar el funcionamiento del Parque Nacional respecto de Bariloche. Según sus propias palabras, anhelaba “un país en miniatura” al que pensaba “sobre un desierto en el que todo debía iniciarse”. Sus palabras fueron tomadas por el recordado historiador Pedro Navarro Floria, de su libro “El despertar de Bariloche” y de una conferencia que brindara el involucrado en 1946.
En tanto, el trabajo del investigador se titula “El proceso de construcción social de la región del Nahuel Huapi en la práctica simbólica y material de Exequiel Bustillo (1934-1944)” y data de 2009. “La acción de Bustillo en San Carlos de Bariloche es resumida en diversos pasajes del relato –se refiere a ‘El despertar de Bariloche’– como un conjunto de obras que transformó una aldea pequeña y primitiva cuya población era en un 90 por ciento extranjera en ciudad, a través de la realización de una serie de obras públicas –red sanitaria, agua, asfalto, construcción de edificios públicos, hospital, iglesia católica, etcétera– que se propusieron una intervención estatal fuerte y directa”.
Para Bustillo, la autonomía municipal de Bariloche era un problema. “Esta conflictividad quizás se relaciona con la afinidad socialista y radical de varios de los principales referentes políticos locales, y se manifestó en el enfrentamiento entre la Unión Popular, opositora a la intervención de la Dirección de Parques, y la Unión Vecinal, encabezada por Emilio Frey”, rescató el historiador.
El director de Parques buscó superar los desentendimientos a través de “contribuciones pecuniarias a la comuna” y también, mediante la costumbre de “vigilar las elecciones” para asegurarse una composición favorable o al menos, inofensiva del Concejo Municipal. “La vigilancia de las elecciones parece haber consistido en la manipulación del padrón municipal y otras irregularidades habituales para los sectores proclives al fraude electoral, que fueron denunciadas por agrupaciones opositoras”, estimó Navarro Floria. Precisamente, eran tiempos de “fraude patriótico” a nivel nacional.
“Nuestra ambición era hacer, pues, de Bariloche una ciudad de rasgos típicos, con cierta gracia arquitectónica y con algo de europeo. Una de esas pintorescas ciudades de montaña que son el encanto de Suiza y del Tirol”, admitía el propio Bustillo. Como se sabe, su plan implicó el “trazado de nuevas calles y avenidas; modificación de las existentes; control de la edificación y urbanización de toda la costa del lago desde Bariloche hasta Llao Llao”, además de la creación de un gran parque urbano sobre el faldeo del cerro Otto.
Según Navarro Floria, “con un énfasis autoritario notable”, Bustillo prácticamente ordenaba que “un pueblo llamado a convertirse en una de nuestras más importantes ciudades debía, desde un principio, ser controlado para que en su crecimiento se ajustase a normas que le asegurasen cierta estética”. Esa idea de control estético también estuvo presente en las villas que se fundaron al interior del parque o inclusive, en San Martín de los Andes.
El transformador de Bariloche concibió la fundación de centros urbanos cerca de la frontera con Chile para “neutralizar la presión demográfica del país vecino”, según el investigador. Con ese cometido nacieron las villas en Catedral, Llao Llao, Tacul, La Angostura, Traful y precisamente, en lago Mascardi. El bonaerense complementó su proyecto con la venta de tierras fiscales y “la instalación de un perfil bien definido de población” que, en su proyecto, debía sustituir o superar en número a la que ya existía.
Fuente: El Cordillerano