jueves, 10 de octubre de 2024

Llega la gran final. El domingo sabremos quién heredará la corona de campeón del mundo tras haber disputado siete partidos en el último mes.

Ya sea por haber llegado mejor preparados física, técnica y mentalmente; porque hayan sabido plantear mejor los partidos dependiendo del rival, o incluso porque hayan tenido ese algo que muchos llaman suerte para ir ganando los partidos a pesar de no ser mejor ni jugar mejor, está claro que los dos finalistas son los que más méritos han hecho en el torneo para alcanzar la gloria.

Estoy segura de que Argentina estaba en las predicciones y apuestas de llegar a la final de muchísima gente. Entre otras muchas cosas, porque el país enloquece con el fútbol y son nada más y nada menos que 46 millones de argentinos con un mismo sentimiento.

La Albiceleste entraba dentro de las cábalas que podíamos hacer los aficionados y aficionadas antes de iniciarse el torneo, basándonos en anteriores resultados, el tipo de jugadores y su estado de forma y fijándonos en los grupos. Vienen de ganar la Copa América frente a Brasil, habiendo quedado subcampeona en Brasil 2014. Argumentos suficientes para creer en ella. Por si todo esto fuera poco, se junta que este será el último mundial de Messi. Parece como si hubiese estado esperando este momento durante toda su carrera. Como defensa, me puedo imaginar el tormento que debe ser tenerle enfrente. Al ser un jugador tan completo, y que lee tan bien el juego, se hace casi imposible el poder defenderlo.

Todos los defensas tendrán las consignas para marcarle todo el rato o con vigilancia, que reciba lo más lejos del área posible, que tenga cobertura el defensa, que no le den su pierna izquierda para chutar, no dejarle espacios, etcétera. Aun así, al ser capaz de leer tan bien el juego y tener los recursos para ejecutar todo a la perfección, es prácticamente imposible evitar que cree jugadas que nadie más puede hacer. Está en un grandísimo estado de forma y a esto hay que añadir el buen momento del resto de los jugadores que están dispuestos incluso a faltar al respeto a quien sea, con tal de ganar el Mundial junto al D10S del fútbol.

En el bando francés, el gran temido es Mbappé, quien a pesar de no estar cuajando el mejor torneo, es la mayor amenaza. Se caracteriza por su velocidad, dribling y disparo. La defensa argentina intentará hacerle un marcaje en corto muy pegajoso para no dejarle recibir y encarar, e intentará no dejar espacio a la espalda y tener todo el rato ayudas para cortar los balones en largo que le puedan filtrar.

Dejando a los protagonistas a un lado, Marruecos, que se ha quedado a las puertas de la final, ha sido, para mí , la gran sorpresa y revelación del torneo. Jugando contra España en los octavos de final, yo misma pensé durante el partido que les eliminaríamos. Pero Bono tenía su propio plan. Han demostrado que plantean bien cada partido, hacen los partidos muy incómodos al rival, e imponen su alto ritmo competitivo para hacer daño, todo ello basado en la mejor defensa del campeonato. Tienen su propio plan de partido, y lo cumplen a la perfección.

Me gustaría apuntar otras consideraciones. Por supuesto contaba con que Croacia estuviera dando guerra hasta el final. Una selección que tiene muy claro que el equipo está por encima de las individualidades, que combina con calidad y criterio al que encima dirige Modric. No pierde un balón, da los pases a la pierna que toca en el momento justo, le hacen faltas y no se queja, derrocha talento. Es un equipo al que solo le pueden ir bien las cosas. Solo la falta de contundencia defensiva les dejó fuera de la final. Aun así, dieron la gran sorpresa de eliminar a Brasil, a pesar del buen momento en el que se encontraba La Canarinha. Esta última mostró sus potentes cartas, con una plantilla llena de jugadorazos con hambre de ganar, pero no pudo pasar de cuartos. Es la grandeza del fútbol.

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