Además del problema del agua que fuera tratado de forma amplia a propuesta del señor J. Berreta, se resuelve alquilar una pieza como local para sede de la Municipalidad, aceptándose la propuesta del señor John Howell Jones, a razón de $5 m/n mensuales. Tratábase de uno de los 3 locales de chapa de zinc edificados por el Regimiento 6 de línea para su personal superior, lo que habían sido adquiridos en compra por el señor Jones. En unos de ellos se instalan las oficinas municipales; en el local del centro funcionaban las oficinas de la firma Meyer & Cia (compradores de lana en aquellos años) y en el restante vivía el señor John James con su familia. Estaban ubicados en el hoy Pasaje La Rioja al 300.
También en esa primera sesión se resolvió llamar a licitación para contratar los servicios de limpieza de calles y la recolección de desperdicios, trabajos que en una sesión posterior se resolvió otorgar al señor Benito Scafatti, en la suma de $60 m/n mensuales, vale decir que se trataría del primer empleado municipal designado por nuestra ciudad; y como era lógico, ya que carecían de todo, se resuelve la compra de una mesa y seis sillas, encargo que se deja en manos del señor Berreta; mientras que al señor Hahn le recomiendan adquirir los libros y demás elementos para uso del Concejo.
Al comenzar los hechos acaecidos durante el año 1902, se dijo que el actual cementerio de Trelew fue habilitado ese año debido a que la inundación impedía llegar hasta el de Moriah, cementerio viejo, y que la primera que allí se sepultó fue la señora Evan Coslet Thomas. Desde entonces se continuó utilizando el nuevo cementerio pero el mismo se encontraba sin cercar, razón por la cual el Honorable Concejo en su sesión del 20 de mayo resolvió que se estudiara el problema designándose encargado del cementerio al concejal Berreta y comunicándose al vecindario que se prohibía la inhumación de cadáveres sin el permiso municipal respectivo. Y en la sesión del 26 de agostó se resuelve reservar para el perímetro del cementerio una superficie de una manzana, la que debía ser alambrada y cercada y que debía procurarse guardar la debida alineación de las tumbas.
En las dos últimas sesiones del mes de septiembre, el Honorable Concejo resolvió entre otros asuntos el nivel que debía darse a las veredas de la Av. Fontana, el que en la manzana 200 debía ser similar al del cordón de la vereda de los hoteles “Argentino” y “Del Globo”, en la manzana 300 el existente a las veredas de sus esquinas, propiedad de los señores Edward Jones y William Pugh. En las aceras de enfrente se tomarían los niveles existentes frente a los edificios del Banco Nación y de la casa de Paoli Hermanos.
Para el mes de diciembre se comenta que la primera “amplia vereda de la ciudad” construida en la Av. Fontana, fue la que ostentó en su frente el elegante edificio del Hotel Argentino, pero cuando aun no se había dado término a la misma los dueños de las casas que ocupaban el Banco Nación y el señor Ludovico Meschio, siguieron su ejemplo. Se aclara que estas no fueron las primeras veredas que se construyeron en el pueblo ya que con anterioridad en otras calles los señores Leonardo Novaro, Vicente Maza y Antonio Civitarriale y otros pocos poseían ya veredas sobre sus casas.
Párrafos de Matthew Henry Jones