La energía nuclear se ha convertido en la manzana de la discordia entre los partidos que forman la ‘coalición semáforo’ alemana. En un contexto de escasez energética y bajo la amenaza de interrupción definitiva del suministro de gas ruso a través del gasoducto Nord Stream 1, parado desde el lunes por tareas de mantenimiento, el Partido Liberal (FDP) insiste en la conveniencia de prolongar la vida de los últimos tres reactores nucleares activos en Alemania, cuya desconexión está prevista para finales de este año.
El líder del grupo parlamentario liberal, Christian Dürr, aumentó este martes la presión sobre sus socios de gobierno cuando declaró que «no queremos pintar al diablo en la pared, pero tenemos que prepararnos para un escenario que tiene consecuencias de gran alcance para la economía alemana y, como ha reconocido el ministro de Economía y Clima (el verde Robert Habeck), amenaza incluso la paz social«. «Ni los hogares ni la industria deberían tener que convertir un solo metro cúbico de gas en electricidad. Por lo tanto, ahora sería necesario extender los tiempos de funcionamiento de las centrales nucleares más allá del invierno y poder hablar de esto no desde la ideología sino desde las necesidades de los alemanes», añadió.
Sin embargo, el partido ecopacifista Los Verdes, que también forma parte de la coalición de gobierno de Olaf Scholz y que han cedido ya a la recuperación de las centrales térmicas a base de carbón y a la subvención de los combustibles fósiles, incluido el diésel, se mantienen firmes respecto a la energía nuclear y consideran que se trata de un «debate fantasma». Habeck, que acudió el martes a Viena para la firma de un acuerdo de cooperación gasística con Austria, rechazó la posibilidad de prolongar la vida de las centrales justificando su negativa con la aclaración de que Alemania tiene un «problema de calor, de calefacción, pero no de electricidad y la energía nuclear no ayuda en absoluto en esta situación». Habeck considera que es importante reducir la generación de electricidad a partir del gas.
Reservas del carbón
Quiere usar para ello las reservas de energía del carbón y señala que la «pequeña proporción» de electricidad adicional que podría lograrse al continuar operando las centrales nucleares es «desproporcionada con respecto a los riesgos y el esfuerzo legal que se requeriría para ello». «Ese pequeño beneficio y el problema de seguridad me han llevado a la conclusión de que la energía nuclear no sería una ayuda», dijo.
Habeck sigue centrado en solucionar la escasez de gas y está en plena gira europea, diseñando una red de cooperación de la que forman parte ya un acuerdo sellado con la República Checa el lunes y este otro con Austria para el uso de las instalaciones de almacenamiento de gas natural en el país alpino, la transmisión de gas y la diversificación de las fuentes de suministro. La clave de este acuerdo es la instalación de almacenamiento de gas natural de Haidach cerca de Salzburgo, que juega un papel importante para las reservas en Alemania y otros países europeos como Eslovenia. A corto plazo, antes del invierno, Austria quiere que la instalación de almacenamiento sea directamente utilizable para los clientes austriacos y ha establecido la base legal para que la parte de la instalación de almacenamiento de Haidach que está controlada por la empresa estatal rusa Gazprom y que aún no se ha llenado, pueda ser llenada por otros usuarios. El gobierno conservador-verde de Viena denomina a esta nueva política «Úselo o piérdalo».
«Hacedlo por Alemania»
Los esfuerzos del ministro, sin embargo, no gozan del aprecio de la oposición conservadora, que los considera «insuficientes» y que se suma a las peticiones de prolongación de la vida de las centrales nucleares. El líder de la CDU, Friedrich Merz, ha llamado a Los Verdes a «saltar por encima de su propia sombra» y acordar una extensión del tiempo de funcionamiento. «Hacedlo por Alemania», ha instado a los partidos que forman la coalición de gobierno, nosotros también abogamos por el pronto fin de la vieja energía nuclear en Alemania, pero en la situación actual el país no debe privarse de esta fuente de energía».
Entre liberales y verdes se encuentran atrapados el canciller Olaf Scholz y su Partido Socialdemócrata. Scholz guarda por ahora silencio al respecto. En las semanas previas al veredicto de Bruselas, sí criticó la nueva taxonomía que califica la energía nuclear con la etiqueta verde y, aunque con la boca pequeña, ha rechazado el debate sobre la energía atómica en Alemania. «Hay una opinión técnica bastante uniforme sobre que las barras de combustible para tres reactores nucleares solo durarán hasta final de año», se ha limitado a alegar motivos técnicos, «muchos hablan de prolongar la vida de las centrales pero nadie dice cómo hacerlo». Desde las filas de la CSU bávara, sin embargo, Alexander Dobrindt ha respondido que «aparentemente la adquisición de barras de combustible no es un problema para el resto del mundo, que sigue operando centrales nucleares sin problemas de seguridad».
Uno de los más destacados barones del SPD, el presidente regional de Baja Sajonia Stefan Weil, se ha mostrado en contra de excluir la energía nuclear de no excluir la energía nuclear de forma general, «pero sí por razones concretas». «Por un lado, las empresas energéticas nos han dicho muy claramente que no tienen ningún interés en seguir explotando las centrales nucleares y por otro lado las investigaciones e inversiones relacionadas con la seguridad requeridas para continuar operando los reactores serían tan complejas y costosas que tienen poco sentido», ha dicho, «además necesitaríamos combustible, que habría que comprar principalmente a Rusia».
Y mientras el debate se prolonga, Alemania se ve obligada a seguir cediendo a las peticiones de Putin. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha convocado al embajador de Canadá para comunicarle su pesar e indignación por la «excepción inaceptable» a las sanciones contra Moscú. A instancias de Alemania, Canadá a permitido el envío a Rusia de una turbina eólica solicitada por la rusa Gazprom y que permanecía paralizada por las sanciones. La amenaza de que el gasoducto Nord Stream 1 no vuelva a funcionar si la turbina no llega a Rusia ha bastado para dar vía libre al traslado.
Fuente: ABC