martes, 24 de junio de 2025

 

La temporada nacional de pesca de langostino corre serio riesgo de no comenzar. Este viernes es el vencimiento del plazo para anotar los buques que deben participar de la prospección, Fernando Álvarez Castellanos, presidente de Conarpesa, advierte un panorama crítico tanto por razones comerciales como por la falta de acuerdos con el gremio de los marineros.

“Yo tengo cinco fresqueros, los saqué a pescar, hice dos viajes, vi los números de la planta… Conclusión: los barcos parados, la planta cerrada”, resumió y trazó un diagnóstico lapidario de la actualidad del sector. “No dan los números. Cuando no dan, no se puede hacer”.

Según explicó, la industria arrastra un excedente de stock que no puede colocar en el mercado internacional: “Yo tenía 3.000 toneladas cuando terminó la temporada en Rawson. Vendí 400. Hoy me quedan 2.600. La cola del 2 que antes se vendía a 9 dólares, ahora se vende a 6,25”. Afirma que la sobreoferta, combinada con la caída de los precios, ha dejado a muchas empresas sin margen de rentabilidad.

La situación se complica aún más por el conflicto con el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), al que Álvarez Castellanos acusa de obstaculizar la salida de barcos pese a los acuerdos con tripulantes. “Hubo un hecho insólito en Mar del Plata: una embarcación iba a salir en su primera marea, los tripulantes estaban de acuerdo, y el SOMU ingresó al muelle, los trató de carneros y hubo empujones”.

El titular de Conarpesa también rechazó con dureza el planteo sindical de exigir a los empresarios que presenten balances para justificar pérdidas. “No son nadie para que yo les dé los números. ¿Quién le tiene que demostrar a nadie si gana o pierde en su propia casa?”, disparó. Y agregó con ironía: “Si el problema se arregla con los números deficitarios, vamos, digan cuándo y dónde, pero si mostramos que hay pérdidas, ¿van a firmar lo que proponemos?”.

La tensión no es nueva, pero este año -según Álvarez Castellanos- hay una ruptura inédita en el diálogo. “Antes siempre discutíamos y se llegaba a un arreglo. Ahora no hay discusión. No hablo con nadie”. El empresario sostiene que durante tres décadas el sector ha sostenido mejoras laborales, y que ahora toca “un bache” que requiere acompañamiento. “Después de 30 años, que nos acompañen un año, a ver qué pasa el siguiente. No me parece un pedido de locos”.

El punto crítico se acerca: el 23 de mayo vence el plazo para inscribir embarcaciones en la prospección obligatoria que define si se habilita o no la pesca nacional. Para ello, se requieren al menos 16 congeladores y 4 fresqueros, pero según Álvarez Castellanos, el desinterés empresarial es total. “Ni los fresqueros ni nada se están anotando. Me da la impresión de que va a quedar vacía”.

Mientras tanto, la incertidumbre se profundiza. “Yo estoy complicado, tengo gente en España buscándome un préstamo para aguantar”, confesó. “Si yo, que tengo capital de trabajo y experiencia, estoy así, ¿Cómo están los demás?”.

Álvarez Castellanos rechaza cualquier especulación política. “Se creen que como acá vino Milei, nosotros somos la fuerza del mal. No sé qué piensan. Pero esto no es un tema ideológico, es económico: si salimos a pescar, perdemos plata”.

 

Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20 de LU20

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