
Hacia noviembre de 1993, se produce el despido de uno de los últimos contingentes de operarios de YPF con la cesantía de 300 personas que hasta ese momento revisten en los cursos de capacitación. Una prolongada huelga de hambre frente a la Administración de Y.P.F. S.A, encabezada por Daniel Benítez y apoyada por parte de operarios que resisten la reestructuración y cuestionan severamente la actitud adoptada por el SUPE, da origen a una intervención de la Subsecretaría de Trabajo de la Provincia del Chubut, que inicia actuaciones y dispone una multa contra la petrolera. La sanción nunca llegará a aplicarse, por extravío del expediente, por parte de los funcionarios del organismo laboral.
El sindicato petrolero local es conducido, desde fines de 1992, por Juan Zabalo y Yolanda Di Carlo, quienes asumen una posición moderada, alineados con la Federación nacional que dirige Antonio Cassia y son criticados por quienes han sido sus rivales en la elección gremial.
La posición del SUPE durante los despidos o retiros voluntarios alcanza su máximo grado de cuestionamiento en una asamblea en la que las autoridades de la Federación nacional, que llegan a Comodoro Rivadavia, son repudiadas por los agentes locales. La formación de la empresa PEXSE, con participación del sindicalista Antonio Cassia, no hace más que caldear los ánimos de quienes pretenden una defensa más encendida, en un momento en que se debate la soberanía nacional sobre el petróleo: “La lucha duró hasta que la Federación se sacó la careta. Acá vino Antonio Cassia y le pegaron, en una asamblea, lo sacaron a patadas a él y a su segundo, porque estaban de acuerdo con toda la privatización. La prueba fue que formaron una empresa petrolera y se llevaron de acá un administrador de Y.P.F. para ponerlo al frente. Todo era tierra de nadie, para algunos, era sólo cuestión de agarrar viaje”, recordará un viejo dirigente del SUPE local.
El gremio, que pasó de 3.000 afiliados a sólo 254 en 1997, redefine su rol a lo largo de la del ’90, procurando dar servicios sociales a los jubilados de la vieja compañía estatal, además de ocupar un importante papel en la administración de los planes de vivienda construidos por el Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano, a lo largo de toda la década.
En 1999, cuando el Estado vende el 14 por ciento del capital accionario que aún quedaba en su poder a la española Repsol, el Sindicato Unido Petrolero del Estado pierde prácticamente su razón de ser, por lo que modifica sus estatutos para convertirse en el Sindicato Unido del Petróleo e Hidrocarburos. La sigla se convierte así en SUPeH, perdiendo la letra “E” el sentido de representación del Estado al que antes pertenecieron los obreros petroleros.
Extraído del libro “Crónicas del centenario”
1 comentario
Me dice mi hermano Jaime sobre esta nota…
“Hola hermano. El único error de esa nota es que a los últimos 300 cesanteados nos llegó el telegrama el 28 de enero del 94, en noviembre se levantó el acampé frente a la administración. A mediados de diciembre hicimos un asado en un quincho donde fuimos con nuestras familias, brindamos, varios hablamos nos emocionamos nos agradecimos por haber compartido la última batalla dentro de YPF y nos despedimos.”