sábado, 27 de julio de 2024

Con el crédito en los mercados externos cerrado para la Argentina desde el 2018, los organismos internacionales ya con alta exposición al país y en la plaza local la cautela de los inversores para comprar títulos públicos en la previa electoral, sólo resta un único actor principal: el Banco Central.

Más allá de las limitaciones en su Carta Orgánica y las asumidas dentro del acuerdo con el FMI, la entidad monetaria barre con cualquier obstáculo y hoy es el principal comprador del mercado. Obviamente, ese accionar no es gratuito.

El último informe de la consultora 1816, siempre venerada entre los operadores por sus análisis, destaca las operaciones realizadas por el BCRA cruzando los datos monetarios con los del volumen del mercado de bonos. Concretamente, los economistas de esa firma llegaron a la conclusión que “el BCRA ya financió al Tesoro de forma directa e indirecta por $ 1,2 billones, incluyendo $ 230 mil millones de Adelantos Transitorios, $ 740 mil millones por compras de T2X3 y $ 229 mil millones por compras de otros títulos en pesos en el mercado secundario”.

Las huellas de la intervención del BCRA en la plaza de bonos quedan al descubierto para la firma 1816 por el volumen de negocios operados en T2X3 que difunde el MAE, dividiendo por dos ese total dado que asumen que existe un intermediario entre el vendedor del bono. Ese monto coincide con la variación de la base monetaria incluida en la información del BCRA bajo el capítulo “Otros” (luego de netear el impacto del dólar soja 3). De esta manera salen a la luz siete intervenciones (ver gráfico) entre el 22 de marzo y el 26 de abril.

Bajo el acuerdo con el FMI, si el Banco Central compra títulos de deuda a entidades oficiales, ello entra en el cómputo de los límites de asistencia monetaria al Tesoro, bajo la figura de “Adelantos”. Ahora bien, si en el medio surge una entidad privada que actúa de mero intermediario con el organismo oficial, ello permite eludir esa restricción.

En semanas en las que el financiamiento del Tesoro se torna muy complejo, es de prever que se repitan este tipo de intervenciones. Recuérdese que el desafío del gobierno no es sólo refinanciar los vencimientos de deuda sino que además debe cubrir el rojo fiscal, superior al previsto en el acuerdo con el FMI. La caída de la actividad económica y el impacto de la sequía aumentaron el rojo y por ende las necesidades de su financiamiento. En paralelo, el costo de endeudamiento trepó a niveles del 135% efectivo anual, acrecentando el pago por intereses de la deuda en pesos.

En 2012, el entonces presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lanzó su célebre frase “cueste lo que cueste” para mantener al euro: recompró bonos en el mercado, a la par de la baja de tasas y otras medidas. En la plaza local, ese “cueste lo que cueste” es bien diferente, con un rojo fiscal que el gobierno no contiene y fundamentalmente con inflación apuntando al 130% anual.

Lo que está claro es que no hay compromisos o promesas que se incluyan en leyes o acuerdos con el FMI que frenen o contengan la emisión de pesos del BCRA para el Tesoro. Antes que bajar el gasto público se prefiere la inflación gambeteando restricciones.

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