martes, 14 de enero de 2025

El Maitén es un centro reducido, principalmente ferroviario, tanto que más de cuatro de sus casas, aunque muy bien hechas no son sino de durmientes. El ferrocarril, en verdad, constituye su mayor vida urbana.

Se encuentra esta localidad en el valle superior del Chubut, a 730 metros sobre el nivel del mar, distando 137 kilómetros de Esquel, 60Km de El Bolsón y 258 Km de San Carlos de Bariloche.

El dato de su altura, más su posición geográfica, ya sobre los Andes son suficientes para que concibamos que el invierno no puede ser suave por acá; pero lo cierto es que tampoco se oye decir que se le teme a tal estación, ni que alguien se haya congelado alguna vez. Los maitenianos soportan y sobrellevan el clima despreocupadamente. Nos parece, que bastante más les preocupa la cuestión tierra, por ejemplo, y esto lo mismo en orden urbano que en el rural. De esto sí que se habla reiteradamente en El Maitén.

El Chubut, corriente de aguas claras, espaciosa y mansa, pasa ahí nomás, envolviendo al pueblo, reflejando cielos poéticos y hablándonos del mérito de su paso con la serpentina de sus masas de árboles.

Si bueno y atrayente es hoy el Chubut, más lo será, sin duda, en el futuro. Su ancho es de unos 60 metros en el puente carretero. Podemos decir que este río es uno de los dones de El Maitén.

Las montañas ejercen también su atracción. Se yerguen en todas direcciones. La mole inmediata, paralela al rio, es empinada pero no fragosa; y sin embargo, está sola, libre, sin la menor huella de ascensiones.

En la falda de las cordilleras occidentales abundan las manchas de bosques, negras y grandes; y en las cumbres hay aún nieve, pese al viento, la prolongada sequía y el calor estival, capaces de fundir hasta las piedras. Es que estas cumbres están muy altas.

Como es notorio, el nombre local proviene de un árbol indígena, muy fácil de distinguir. Es hoja de perenne y forrajera.

De esta zona salen más de cuatro camiones de carga para Ingeniero Jacobacci, General Roca, Neuquén, etc. Es decir puntos muy distantes y de allá ingresan también con mercancía, frutas entre ella. De acá llevan lana, cueros, nafta y madera, lo que indicaría que el ferrocarril no es trasporte suficiente.

Los primeros pobladores

La Compañía de Tierras del Sur Argentino fue el primer poblador en la zona de El Maitén, como igualmente la causa de la presencia de personas del norte o del exterior, que luego de ser empleados o peones suyos pasaron a la categoría de pobladores con establecimiento propio. Y es ella así mismo el mérito, incuestionado por cierto, de haber contribuido grandemente al progreso de la ganadería lanar, vendiendo productos de sus planteles.

Esta compañía posee no menos de 40.000 ovejas en los campos jurisdicciones de El Maitén, donde por espacio de unos años, partiendo de 1911, empleo tribus aborígenes para la caza y exterminación del guanaco pagándoles un peso y medio por cuero.

Así lo recuerda Juan Parra, entonces peón de la Compañía y hoy ferroviario en El Maitén. Su padre, Santiago Parra, sargento áspero y leal, sirvió a las órdenes del comandante Ortega, en la legendaria expedición del Desierto, murió en El Bolsón, muy viejo, centenario, hacia 1936. Cuenta el gaucho Parra –hombre ya de 65 años, sino calculamos mal los primitivos censistas o empadronadores chubutenses- que allá por 1909 poco más o menos, solía efectuar tremendos viajes nocturnos y sigilosos, a fin de comprar whisky, caña y otras bebidas para ciertas figuras jerárquicas de la Compañía, que no se conformaban con la ración de su despensa, de acuerdo con las órdenes del primer mayordomo o gerente, que no deseaba sobremesas, vigilias ni complicaciones por causa del alcohol.

Santiago Parra en su caballo

Debía ser un inglés misántropo y severo.

Parra salía de Leleque, con pilehero, y se iba al boliche de Breide, distante a 8 leguas; y para la hora del trabajo, en la mañana, ya estaba de vuelta, mezclado entre los demás, como si tal cosa, habiendo cumplido con todos los encargos estrictamente, para los que a veces le pasaban hasta cien pesos, cantidad fuerte entonces, casi suficiente para dejar tecleando a más de un boliche.

-¡Eran tiempos lindos, de una libertad única! –comenta nuestro gaucho.

Pero volvamos a los primeros pobladores.

Se recuerda entre ellos a los señores Sergio Gaite, Abraham Breide, Ismael Alvarado, Paulino Calderón, Segundo Guajardo, familia Reinahuel, Segundo Niripil, Toribio Criado y Eautista Cañiu.

Algunos de estos pobladores ya no existen. De ellos no queda sino la memoria de su paso y sus descendientes. D. Abraham Breide, fallecido en 1944, es quien más se destacaría por su acción. Establecido en 1907 con un minúsculo boliche, del otro lado del rio, dejaba al morir una considerable fortuna.

D. Sergio Gaite, antiguo capataz de la Compañía, pasa su existencia tranquila en su establecimiento rural, situado a corta distancia del pueblo.

Vino de Entre Ríos en 1905.

La Comisión de Fomento

Hay en El Maitén, Comisión de Fomento, un escuadrón de Gendarmería Nacional, oficina de Correos y Telecomunicaciones, Hospital Rural y una escuela común. Esto por lo que respecta a instituciones oficiales, separando el Ferrocarril.

En el orden privado tiene; el Club ferroviario Ramal Esquel, dos negocios de ramos generales, una panadería, un hotel, una onda, una verdulería y despensa, dos carnicerías y un almacén cooperativo.

Uno de los negocios de ramos generales, el de la Sucesión Braide, no está en el mismo pueblo, sino unos dos kilómetros más allá, en la carretera, donde mismo se halla el Correo.

El almacén cooperativo es del personal ferroviario, formando parte de la institución Cooperativa del Personal de los Ferrocarriles del estado, con asiento en Buenos Aires. En 1948 recibió de la casa central $283.592,72 en mercaderías para los socios, según la memoria de ese ejercicio. Encargado de ese almacén es D. Aníbal Igarzabal.

La Comisión de Fomento acentúa desde el 28 de septiembre de 1942, en que quedó constituida así: Presidente, Antonio Breide; vicepresidente, Francisco Wodicka; secretario, Salvador Paeras; tesorero, Isidro Lobos y vocal, Sergio Gaite.

La obra de esta entidad es muy leve y circunspecta, por una razón importante: porque no está aprobada la delineación del pueblo y se ignora cómo va a quedar eso en resumidas cuentas.

En realidad, El Maitén no es un pueblo debidamente aprobado y constituido, a pesar de tantas casas y de la población.

Esto se ha ido levantando así nomás. Y  la tierra está en pleito. Por lo tanto, la comisión de Fomento, según sus miembros, tienen dudas, sus irresoluciones, frente a determinados problemas, como le ocurre a tantos vecinos para edificar u otros propósitos, de lo que se deduce que es impostergable una aclaración oficial, por la que se diga si se puede confiar o no en la aprobación del plano del pueblo. La aprobación sería un estímulo para la Comisión de Fomento y para el vecindario en general, por sus consecuencias inmediatas, entre las que deben verse la entrega de los solares y el conocimiento de los lugares sobre los que corresponde la acción edilicia.

Entre tanto, la Comisión de Fomento no tiene sino una recaudación de 3.000 pesos anuales, para los servicios de confección de patentes, muebles y útiles, conservación de calles y poca cosa más.

Entre sus preocupaciones figuran: la instalación de un edificio propio: la aprobación de la mensura del pueblo, con sus solares, quintas y chacras, para lo cual se ha dirigido varias veces a la Gobernación, recabando informes y con el objeto de que ella haga sentir su influencia ante la Dirección de Tierras; y finalmente, la creación de un Juzgado de Paz propio, para no tener que recurrir al de Epuyén.

Sus ingresos provienen de las patentes de rodados, multas y permisos varios, pesas y medidas y derechos inspecciónales de higiene.

La actual Comisión de Fomento está constituida por los señores: Julio C. Beccaccini, presidente Francisco Wodicka, vicepresidente; Salvador Paeras, secretario; Isidro Lobos, tesorero y vocal, Sergio Gaite. Secretario rentado, desde hace 6 años, Don Manuel Héctor Coppa.

Correos y Telecomunicaciones

Esta oficina data de 1923 y realiza los mismos servicios que la de Esquel y otros puntos territorianos.

El edificio y los muebles fueron donados por D. Abraham Breide. Una placa de bronce lo recuerda. Puede leerse a la estrada de la oficina. Es oficial y tiene esta inscripción: “Correos y Telecomunicaciones. 1923 – El Maitén – 1948. A su donante, don Abraham Breide”.

El personal se compone de los señores: Juan B. Becerra, jefe Aníbal Suzzi, auxiliar; Carlos Ponce y Luis Ferro, telegrafistas; José Micheli y Ruperto Baamonde, guardahilos; Jorge Durand, cartero, y Héctor Dellini, mensajero.

El ferrocarril le entrega correspondencia dos veces por semana, lo mismo que una mensajería de El Bolsón y otra de las zonas de Epuyén y Cholila.

 El movimiento de la oficina se ha acrecentado sensiblemente durante los últimos cuatro o cinco años, por el mejoramiento de la red vial, la presencia del Escuadrón de Gendarmería y la mayor cantidad de vecinos.

Esta repartición se levanta frente al establecimiento de la sucesión Braide.

Comisión directiva del “Club Ferroviario Ramal a Esquel”

Origen y servicios del Hospital Rural

El Ministerio de Salud Pública está representado aquí por el Hospital Rural, unidad sanitaria que cumple un amplio y eficiente cometido, habiéndose originado en el seno de la Asociación de Cultura y Asistencia Social, entidad de corta duración, de la que formaron parte los vecinos Antonio J. Quintero, Alberto Viboud, Julio C. Beccaccini, Isidoro Lobos, Juan Carlos Espina, Manuel Valle, Andrés Dety, José Zaringuiegui, Omar Etman, Ángel Monzón Díaz, Manuel Moreno y Manuel H. Copa, siendo su primer presidente el comandante del escuadrón de gendarmería, D. Fernando P. Brusotti, que trabajo intensa y eficazmente en favor del Hospital, sobre todo en el periodo originario.

El sitio donde se encuentra emplazado fue sugerido por el señor Manuel H. Coppa.

El ingeniero Andrés Detsy intervino como asesor técnico de la obra, teniendo de ayudante a D. José Zariquiegui.

Los recursos se obtuvieron del vecindario y de la Gobernación del Chubut, según el presente detalle: Gobernación, 15 mil pesos: Compañía de Tierras del Sur Argentino, 10.000; Sucesión Abraham Breide, 5 mil pesos; Escuadrón de gendarmería, 50.000 ladrillos; D. Isidro Lobos, 1.000 pesos; Habib Sarquis, otros 1.000; don Sergio Gaite, 300 pesos; Pedro Mossini, 200 pesos; Ángel Peroy, 100: Municipalidad de Esquel, 30 bolsas de cemento; José Giorgia, 500 kilos de cal; Teodoro Horisznij, 120 pesos; otros vecinos, diversas contribuciones. Así se obtuvieron los fondos para el Hospital, cuyo edificio fue entregado el 4 de junio de 1948 y abierto al público en febrero de 1949. El señor Dante Brozzi, comisionado municipal de Esquel, fue quien lo recibió en acto público, representando a la gobernación del territorio.

Costo esta obra 35.000 pesos.

Hoy puede ser tasada en 90.000.

Muchos esfuerzos convergieron para abaratarla, como sucede frecuentemente en las obras vecinales.

El hospital es hoy del Ministerio de Salud Pública, y por lo tanto es el quien atiende su presupuesto.

Su consultorio externo, ni tampoco sus camas, ocho en total, son solo para El Maitén, sino asimismo para las localidades de Epuyén, Cholila, Leleque y Chushamen, de donde afluyen enfermos con frecuencia, sea por dolencias o consultas leves, o bien para internarse.

Sus planillas estadísticas acusan un promedio mensual de unas 350 atenciones.

El horario del hospital es de 8 a 12 y de 15 a 20; mas, virtualmente se atiende a toda hora, tanto de día como de noche, pues los pacientes rara vez se atienden al horario.

Es de lamentar que aún se carezca de ambulancia. En los casos extremos es solicitada a Esquel.

Dirige el hospital el doctor Juan Carlos Espina, que anteriormente estuvo ejerciendo su profesión en Esquel y en Cholila, y es graduado en La Plata en 1912.

La administración se halla a cargo del señor Lucio M. Quintana.

Nota de archivo

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