sábado, 27 de julio de 2024
Obreros trabajando en la construcción del acueducto

El crecimiento de la trama urbana del pueblo trae nuevos problemas vinculados a la amenaza siempre pendiente: la falta de agua. Los nuevos barrios de la zona oeste se suman a las sedientas bocas, que obviamente no alcanzan a abastecerse con el mínimo aporte que significan los camiones cisternas. Al principio de 1963, el interventor de la Municipalidad resuelve suspender ese servicio, con el fundamento de que se trata de “población no contribuyente”, en tanto rige la prohibición de cobro de impuestos para migrantes chilenos, ya que una disposición de Migraciones apunta a evitar así que los extranjeros ocupantes de lotes adquieran derechos sobre las tierras.

Los vecinos se quejan ante el abandono de las autoridades municipales y recuerdan los buenos tiempos del intendente Morán cuando se abastecía a la población mediante el servicio de camiones, que al menos era un paliativo para la falta de agua.

De todos modos, el 20 de abril de 1963 se pone en marcha la esperanza para todo el pueblo: se inician oficialmente las obras para construir el primer acueducto Lago Musters-Comodoro Rivadavia.

Ese día llega a Comodoro un representante de quien ejerce la Presidencia de la Nación, José María Guido, resultando una jornada histórica, ya que también se pronuncia el reconocimiento oficial de la Universidad San Juan Bosco, mientras que un día después se inaugura el dique Florentino Ameghino.

El acueducto se inaugura el 15 de mayo de 1966, una fecha que marca la realización de una obra esperada por décadas. Sin embargo, no será la solución inmediata, ya que muchos barrios seguirán arrastrando la condena de la falta de agua, por una razón muy simple, no hay redes de distribución domiciliaria.

El diario Crónica lo dice con claridad en un artículo editorial al día siguiente de la inauguración, que hemos activado una nueva visita del presidente Ilia a la ciudad:

“Una nueva espina comienza a hurgar el corazón de los pobladores: ¿cómo tener agua si no hay redes domiciliarias? No hay cañerías y en ninguno de los discursos pronunciados ayer se dijo una sola palabra sobre la solución a este problema. Las dos terceras partes de la ciudad no tienen redes y Obras Sanitarias de la Nación no está dispuesta a invertir. Tras 59 años de reclamos, ni la mitad de la población podrá gozar cómodamente del agua. Seguiremos viendo las caravanas de mujeres y niños con tachos haciendo colas en las canillas públicas y los diarios protestando por el encarecimiento y agio de la venta de agua”.

Ya hay acueducto: faltan las redes de agua en los nuevos barrios.

El problema surge por el modo en que ha crecido la zona oeste. Al principio, solo los barrios 13 de Diciembre y 9 de Julio, formados por viviendas y agentes de YPF, ocupaban ese sector en cercanías de la antena de LU4. La misma petrolera abastecía de agua a los vecinos.

Paulatinamente se fueron asentando otros barrios alrededor. Los nuevos vecinos obtenían conexiones “de favor” por parte de los YPFianos, por lo que también contaban con agua.

 Sin embargo, a partir de 1964, YPF cede en venta la propiedad de las viviendas de sus ocupantes, por lo que poco tiempo después deja de prestar el servicio de agua ante el gran consumo que demanda la creciente ola de barrios.

Entonces, el servicio se transfiere a Obras Sanitarias de la Nación, las que, por cuestiones burocráticas, tarda en hacer el tendido de cañerías domiciliarias a los nuevos barrios para conectarlos a los tanques abastecidos por el flamante acueducto. YPF ofrece hacer la obra, afrontando el costo, pero Obras Sanitarias rechaza la propuesta.

 El 9 de marzo de 1967, durante la visita a Comodoro Rivadavia del presidente de facto con Onganía, Crónica hace un dramático llamado desde su primera plana: “Señor presidente, una sola cosa le pedimos para nuestra ciudad: AGUA!”. La información da cuenta de la falta de redes domiciliarias en prácticamente todos los barrios, por lo que 40 mil personas aún sufren la falta de agua, debiendo recurrir a canillas públicas o a la venta de aguateros particulares que la venden “a precio oro”. Exactamente igual que en 1907 cuando se descubrió el petróleo.

Onganía convoca a los presidentes vecinales a una audiencia urgente y promete soluciones que no se cumplen. La Municipalidad había anunciado la compra de cañerías un mes antes.

Juan Carlos Onganía

Sin embargo los reclamos continúan durante años, extendiéndose a los barrios de la zona norte. La solución parcial llegará hacia principios de la década del 70 con las nuevas redes domiciliarias.

Agua que no has de beber…

Pero la falta de redes no es el único problema: el flamante acueducto, que se ha construido con bombos y platillos y se anuncia para una demanda potencial de 160 mil habitantes  (en momentos en que Comodoro solo tiene unos 57 mil, sumando la zona norte) con una vida útil de 50 años, comenzará a romperse apenas unos meses después de su inauguración, exactamente el 27 de enero de 1967.

Roturas en el acueducto

Las roturas del acueducto comenzarán a ser una constante por una serie de problemas técnicos vinculados al diseño: la falta de protección exterior de los caños de hormigón que se deteriora por efecto de los suelos en los que se asienta, además de los llamados “golpe de ariete”, es decir, la rotura por explosión de burbujas de aire, serán los problemas de una obra que “murió al nacer”.

Para corroborar que la millonaria obra está lejos de ser una solución concreta, durante la última parte de la década de los 60 y comienzos del 70, serán frecuentes los reclamos de barrios que pasan meses sin una gota de agua, por no contar con las redes que les acerque el líquido. Y cuando esas obras complementarias se hagan, las frecuentes roturas del acueducto se encargarán de recordar a Comodoro su pesada condena: la de vagar en un mundo de oídos sordos implorando calmar tanta sed.

Extraído del libro “Crónicas del Centenario” editado por Diario Crónica en 2001

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