La guerra subsidiaria entre qataríes y sauditas, ya conocida como la ‘segunda guerra fría árabe’, representa la lucha en curso por la influencia política y económica de las monarquías autoritarias de Qatar y Arabia Saudí en la zona del golfo Pérsico y, sobre todo, en el ámbito internacional. Esa pugna diplomática que dura poco más de una década se ha trasladado al fútbol. La apuesta multimillonaria de Arabia Saudí al fichar a Cristiano Ronaldo o Benzema con la idea de construir una Premier en la península ha elevado el ritmo inversor de sus competidores y vecinos.
Qatar ultima la compra del Manchester United y Abu Dabi (Emiratos árabes) acaba de ganar la Champions con el Manchester City. El reino saudí no se conforma con levantar una liga de estrellas veteranas. Al modo del LIV golf que fracturó este deporte, también sopesa la repesca de la, en apariencia extinta, Superliga de fútbol. Si el Barcelona y la Juventus fueran excluidos de las competiciones europeas, Arabia Saudí se posiciona al rebote para recogerlos en otra competición.
Las reservas energéticas y su majestad el petróleo se han apropiado del fútbol. Es una realidad. El Manchester City, después de lustros en persecución, ha alcanzado la cima. Es el rey de Europa con el gol de Rodri, su Champions, la resaca de Grealish y una inversión millonaria que empezó con Robinho y no ha concluido con Haaland.
Contrató a Ronaldo (Al Nassr), Benzema (Al Ittihad) y Kanté (Al Ittihad).
Hizo oferta a Messi, Modric, Sergio Ramos, Lukaku, Dybala, Alexis Sánchez y Mourinho.
Organiza la Supercopa de España y la Supercopa de Italia.
Quiere organizar el Mundial 2030.
Qatar ultima la compra del Manchester United y Abu Dabi (Emiratos árabes) acaba de ganar la Champions con el Manchester City. El reino saudí no se conforma con levantar una liga de estrellas veteranas. Al modo del LIV golf que fracturó este deporte, también sopesa la repesca de la, en apariencia extinta, Superliga de fútbol. Si el Barcelona y la Juventus fueran excluidos de las competiciones europeas, Arabia Saudí se posiciona al rebote para recogerlos en otra competición.
Las reservas energéticas y su majestad el petróleo se han apropiado del fútbol. Es una realidad. El Manchester City, después de lustros en persecución, ha alcanzado la cima. Es el rey de Europa con el gol de Rodri, su Champions, la resaca de Grealish y una inversión millonaria que empezó con Robinho y no ha concluido con Haaland.
El fútbol en manos árabes
Arabia Saudí
Al Nassr
Riad
Al Ittihad
Yeda
Propietario del Newcastle (Premier League). 360 millones
Contrató a Ronaldo (Al Nassr), Benzema (Al Ittihad) y Kanté (Al Ittihad).
Hizo oferta a Messi, Modric, Sergio Ramos, Lukaku, Dybala, Alexis Sánchez y Mourinho.
Organiza la Supercopa de España y la Supercopa de Italia.
Quiere organizar el Mundial 2030.
Qatar
Organizó el Mundial de fútbol.
Es propietario del Paris Saint Germain (Mbappé, Messi y Neymar).
Ultima la compra del Manchester United por 6.000 millones.
Se ha interesado por adquirir el Málaga.
Abu Dabi
Propietario del Manchester City, campeón de la Champions.
También propietario de New York City, Melbourne City, Yokohama Marinos, Montevideo City, Girona y Palermo.
Organiza el Mundial de Clubes.
Organiza la Supercopa de Argentina.
Y el PSG es el punto nuclear de la feria de los fichajes con la subasta pública de Mbappé, el futbolista veleta que dice hoy blanco y mañana negro. Arabia Saudí ha entrado en ese juego que rompe el mercado.
Las relaciones entre Qatar y Arabia Saudí son muy tensas desde el estallido entre 2010 y 2012 de la ‘Primavera árabe’, las manifestaciones populares en clamor de la población árabe para reclamar democracia y derechos sociales en el mundo islámico. Qatar lo apoyó de alguna manera y Arabia se opuso. El conflicto se agravó por las transmisiones televisivas de Al Jazeera y las buenas conexiones del régimen catarí con el gobierno de Irán.
Durante los últimos años, Arabia ha empleado el deporte para desactivar las polémicas sobre su régimen político ultraconservador, las violaciones de derechos humanos, las limitaciones para la mujer, la carencia de libertad de expresión. Según un informe publicado por ‘The Guardian’, el país ha invertido ya más de mil millones de euros en el ‘sportwashing’, el lavado de imagen y de reputación realizado por sus gobernantes a través de sus empresas dedicadas al deporte.
La última iniciativa del reino consistió en aprobar un proyecto por el cual se privatizaron los clubes de fútbol por medio de empresas públicas. Los cuatro clubes con más tradición del país (Al Nassr -el que ha fichado a Cristiano Ronaldo-, Al Hilal, Al Ittihad -Benzema y Kanté- y Al Ahli) pertenecerán cada uno , al 75 por ciento, al fondo de inversión pública (PIF) de Arabia Saudí, el mismo que se hizo con la propiedad del Newcastle hace dos temporadas.
Además de sus inversiones en la Fórmula 1 (el gran premio más caro del Mundial), el Dakar, las Supercopas de España e Italia, la Fórmula E o el LIV Golf alternativo que socavó los cimientos de este deporte, Arabia quiere convertir su liga de fútbol en uno de los torneos más competitivos del mundo y no en un cementerio de elefantes, donde van a despedirse las estrellas del balón con los bolsillos llenos de petrodólares.
El gobierno de Arabia Saudí compró en octubre de 2021 el Newcastle por 380 millones de euros y a final de la pasada temporada el club británico recibió una inyección de 80 millones de sus propietarios. Unos meses después, el fondo árabe se lanzó a la adquisición del Inter de Milán, el otro finalista de la Champions, y la operación no cuajó de momento.
En el espejo permanente con Qatar, Arabia quiere organizar el Mundial de fútbol 2030 con Egipto y un país europeo (¿Grecia?) en lo que sería el primer campeonato en tres continentes. «Es difícil competir al más alto nivel contra ciertos clubes que tienen recursos ilimitados», se justificó el expresidente del Newcastle, Mike Ashley, respecto a la venta de la entidad.
En Riad quieren aprovechar el fracaso de la Superliga (la NBA promovida por Florentino Pérez) para reclutar al Barcelona y la Juventus si fueran eliminados de los torneos europeos por sanción, según informa Tuttosport. Una amenaza para la UEFA.
Las vacaciones de Messi
El dinero sobra en Arabia. El último ejemplo es la oferta de ocio a Leo Messi. Según el ‘New York Times’, Riad ha sellado un contrato con el argentino para que acuda de vacaciones al país durante cinco días al año, realice apariciones comerciales y promocione la nación en redes sociales a cambio de 22 millones en tres años.
El contraataque del estado de Qatar apunta a la Premier, al que fue considerado el club más rico del mundo hace unos años. El Banco Islámico de Qatar ha ofrecido 6.000 millones por la adquisición del Manchester United, pero se enfrenta a un posible conflicto de intereses. La UEFA prohíbe controlar dos clubes de fútbol en su área de influencia. La familia Al Tani ya es propietaria del PSG.
Jassin bin Hamad al Tani es el presidente del Banco Islámico que ha realizado la oferta, hijo del exprimer ministro catarí entre 2007 y 2013 y primo del emir del país. Qatar es una monarquía absoluta que ha sido gobernado por la familia Al Tani desde mediados del siglo XIX, cuando el país era famoso por la recolección de perlas y el comercio marítimo y no por el petróleo o el gas.
La tercera potencia en discordia no alimenta la incertidumbre política, sino que es rival de sus vecinos en el plano deportivo. Los Emiratos Árabes, con Abu Dabi a la cabeza, controlan once clubes repartidos por todo el mundo. El Manchester City es el buque insignia, pero su implantación alcanza a Australia (Melbourne City), Japón (Yokohama Marinos), China (Sichuan Jiuniu), Rusia (Lommelsk), España (Girona), Francia (Troyes) o Estados Unidos (New York City).
El jeque Mansour bin Zayed es el dueño del Manchester City y el presidente de dos de los principales fondos de inversión que operan desde Abu Dabi: Mubadala y Abu Dabi United Group. Es el hijo del jeque Mohamed bin Zayeb, que fue el presidente de la nación entre 1966 y 2004.
Bajo su mandato, el Manchester City ha sellado fichajes millonarios como Robinho, Tévez, Yaya Touré, David Silva, Agüero, De Bruyne, Grealish, Julián Álvarez y Haaland.