sábado, 27 de julio de 2024

“Las elecciones no llegan tal vez en el momento más indicado”. La frase no se refiere a alguna cuestión que tenga que ver con lo antidemocrático, sino a los temblores económicos -extras- que se suelen generar en los años en los que en la Argentina se elige a un nuevo Gobierno.

La declaración corresponde a un alto protagonista del mercado internacional, y muestra la preocupación que hay también en otros actores, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), los empresarios e incluso el propio Gobierno.

En el arranque de las conversaciones entre el equipo económico y los funcionarios del FMI, en Washington, donde la Argentina intenta el OK de la tercera revisión del acuerdo, el tema electoral estuvo sobre la mesa.

Todo indica que no habrá demasiados problemas para superar esta instancia y la Argentina además logrará acceso a u$s 5800 millones, pero hoy casi que se piensa más en 2023 que en el cierre de 2022.

DEUDA Y VIEJOS CONOCIDOS
El Fondo conoce a la Argentina y mucho. Y sabe que la tentación por empezar a implementar planes de ayudas sociales, bonos o cualquier otro formato que se quiera encontrar para sumar votos -con dinero de las arcas públicas- , es muy grande.

El organismo internacional confía en que el ministro de Economía, Sergio Massa, hará todo lo posible por no salirse del camino trazado y llegar a fines del año próximo con un déficit de 1,9% del PBI, tal como se comprometió. Pero tampoco desconoce las presiones internas que habrá para que entre a jugar algún “plan platita”.

La promesa de Massa está firme, pero el Fondo Monetario sabe que hay cuestiones que ya superan a Massa -como esa presión interna- sobre la que ya no tienen control. Y allí aparecen los temores respecto de lo que vendrá. No es que se espera un incumplimiento serial de metas por parte de la Argentina, pero que el temor existe, es una realidad.

De hecho, nadie se atreve a asegurar que lo pautado para 2023 se cumplirá, y no son pocos los que descartan que la gestión que asuma en marzo del año que próximo deberá volver a sentarse a hablar con el FMI.

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