martes, 3 de octubre de 2023
El color rojizo es característico de los vinos elaborados con Malbec

Eso significó un agregado de tecnología para la industria local y una vara más alta para el resto de las bodegas, muchas de las cuales pasaron de estar en manos familiares a pasar a otros grupos comerciales. La mejora no sólo fue para el sector vitivinícola, sino también para profesionales de servicios, desde diseño hasta exportación, que nutrieron a la industria de la mano de la nueva cepa emblema. De la mano del Malbec, el vino argentino comenzó a ganar fama internacional.

En una nota previa para este medio, Carlos Catania, investigador y parte de la Academia Argentina de la Vid y el Vino, destacaba el trabajo de largo plazo que se hizo con elaboraciones piloto en distintas partes del país y mirando hacia el mercado externo. No sólo se trata del sabor y los aromas, sino que hay algo más que es atractivo para los consumidores. “En Argentina el Malbec tiene tradición, es algo que la gente quiere. La gente cuando prueba un vino no solo toma sino que le gusta saber su historia. No hay un buen vino que no tenga su buena historia, es el deleite emocional”, aseguró Catania.

EL NUEVO MILENIO
Luego de los vaivenes de 2001 y con un tipo de cambio favorable para exportar, el Malbec argentino avanzó por el mundo. También lo hizo con la ley nacional 25.849 que dio origen formal a la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), siendo uno de sus objetivos el aumento de las ventas en el exterior.

Incluso, la creada asociación Wines of Argentina (WOFA), para difundir el vino en el mundo, trabajó para que el Malbec tuviera un día especial de conmemoración, el 17 de abril, con motivo de la ya mencionada creación de la Quinta Agronómica de Mendoza.

En una nota previa para este medio, Carlos Catania, investigador y parte de la Academia Argentina de la Vid y el Vino, destacaba el trabajo de largo plazo que se hizo con elaboraciones piloto en distintas partes del país y mirando hacia el mercado externo. No sólo se trata del sabor y los aromas, sino que hay algo más que es atractivo para los consumidores. “En Argentina el Malbec tiene tradición, es algo que la gente quiere. La gente cuando prueba un vino no solo toma sino que le gusta saber su historia. No hay un buen vino que no tenga su buena historia, es el deleite emocional”, aseguró Catania.

EL NUEVO MILENIO
Luego de los vaivenes de 2001 y con un tipo de cambio favorable para exportar, el Malbec argentino avanzó por el mundo. También lo hizo con la ley nacional 25.849 que dio origen formal a la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), siendo uno de sus objetivos el aumento de las ventas en el exterior.

Incluso, la creada asociación Wines of Argentina (WOFA), para difundir el vino en el mundo, trabajó para que el Malbec tuviera un día especial de conmemoración, el 17 de abril, con motivo de la ya mencionada creación de la Quinta Agronómica de Mendoza.

Fue así que se propuso una campaña donde unieron a la cepa con el tango y luego el poder legislativo declaró la fecha como día Mundial del Malbec. Se trabajó con embajadas argentinas y llegaron a hacer degustaciones y otras actividades en 30 países para celebrar ese día. Así, en países como Canadá se usa la fecha para ofrecer promociones de Malbec argentino, además de que bodegas participan con descuentos.

Un dato a tener en cuenta es que en 2020 se exportó más de este vino del que se consumió en Argentina: unos 1.582.000 hectólitros afuera contra 1.210.000 hectolitros en el mercado interno. Ha sido a la vez una carta de entrada para después mostrar otras variedades trabajadas en el país.

Vale agregar que, en este camino, organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA) acompañaban al sector, como con la denominación de origen ante la OIV y encuentros con periodistas locales, investigadores, enólogos y otros especialistas del mundo. En investigación, el INTA generó numerosos trabajos relacionados con el vino, como análisis vitivinícolas y enológicos de clones, comportamiento en áreas climáticas y estudios sobre orientación de las hileras.

La del Malbec no es una historia cerrada, sino que continúa hoy con dificultades de la vitivinicultura como una fuerte merma en las cosechas, una inflación que licúa la rentabilidad y la baja en el consumo, con una parte del sector que tiende a mejorar su calidad mientras que otros deben abandonar sus fincas. Con sabores amargos y dulces, parece que aún quedará mucho por lo que brindar.

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