
“Yo nací en Trelew; mi padre nació en Italia, vino a Buenos Aires, se quedó un tiempo allí y después vino derecho a Trelew; mi madre también era italiana… llegó más chica. Ella vino directamente a Gaiman a los seis años. Se conocieron, se casaron y vivieron en Trelew. Yo nací en 1930 y soy el anteúltimo de los cinco hermanos.
Cuando yo tenía cinco años a mi padre lo trasladaron a Madryn… él ya trabajaba en el ferrocarril en Trelew. El empezó con la construcción del ferrocarril; después quedó como peón de máquinas; después fue vaporista, y después a la larga se hizo maquinista. Hacía recorridos de Trelew a Las Plumas…
Después cuando yo tenía cinco años lo trasladaron a Madryn como maquinista. Allá de grande tuvo un problema en los ojos, y hacía maniobras…
Cuando vivíamos en Trelew, vivíamos en el barrio Casas de Piedra… ahí nací yo. En Madryn, él alquiló casa y mientras trabajaba se hizo una casa en Trelew. En Madryn trabajaba diez o doce horas por día corriendo trenes, y cuando no corría trenes, hacía maniobras: preparaba el tren de carga para el otro día, llevaba y traía vagones para meterlos adentro de los galpones de carga para descargarlos, tenía que ir clasificando la mercadería que era de una u otra casa de comercio; aparte, después agarraba los trenes que estaban en los desvíos que traían caolín, leña o lana; tenía que preparar todos esos trenes en columnas. Por ejemplo, venía de Las Plumas, un tren grande, llegaba a Madryn y quedaba en un desvío; y entonces lo agarraba el maquinista de turno, que había dos o tres, y preparaba todos los trenes, aparte los vagones de pasajeros… hacía todo ese trabajo. Mi padre empezó a trabajar en Madryn en el 35 o 36.
Mi padre nombraba a otros que trabajaban en esa época en el ferrocarril: Costa Seca, Federico Boy, Perdomo, Fratessi… todos eran maquinistas, menos Perdomo que era Jefe de Tráfico, que era el que distribuía la pareja, se encargaba de los buques, la entrada… todo eso. Mi padre hacía maniobras, y me acuerdo que comía allí… Me acuerdo que nos peleábamos por llevarle la comida con mi hermana que tenemos un año de diferencia. Así que yo conocí a la máquina de chico.
La idea mía era ser maquinista igual que mi padre, pero no me dejaron, me dejaron en los talleres… Me dejaron porque incorporaron gente como aprendiz en los talleres, y si uno quería ser maquinista tenía que renunciar a los talleres a los dieciocho años y esperar… y, me quedé en los talleres.
A mi padre le gustaba mucho la quinta en Madryn; teníamos quinta… gallinas, conejos… setenta u ochenta conejos. Yo atendía los conejos, los limpiaba; después había un depósito de guano, que fermentaba y se usaba para abono. Había que limpiarlos todos los días. La quinta la atendíamos mi papá, mi mamá, mi hermana y yo… Hasta ovejas tuvimos… cinco o seis ovejas. Había una que cuando llegaba mi papá, balaba.
Madryn era chico en esa época; había una zona, donde está el Casino, eso era todo baldío. Había pocas casas; el barrio ferroviario de Madryn se hizo en la época en que se construyó el barrio ferroviario nuevo en Trelew. La gente que trabajaba en ferrocarril de Madryn antes del barrio ferroviario tenía su casa… yo no sé cómo hicieron, pero tenían su casa. Mi padre mientras trabajaba en Madryn se construyó una casa en Trelew; cuando se fue para allá, tenía una casa y otra empezada… y casi en pleno centro.

Mi papá a veces contaba como chiste percances que le pasaban con el tren. Una vez, miró para atrás y vio que el tren no estaba… ¡se le había desenganchado el tren! Entonces tuvieron que empezar a frenar; los vagones tenían un freno aparte. El foguista se bajó y se fue corriendo atrás para ayudar a la máquina e ir manteniendo la distancia para que los vagones no se vengan de golpe… ¡estuvieron luchando como una hora! Porque acá había mucha pendiente y tenían que ir emparejando las marchas, la velocidad del vagón con el tren.
Otras veces cuando llevaban un tren con muchas toneladas, antes de llegar a Alto Las Plumas tenían que desenganchar seis o siete vagones, seguir viaje y después venirlos a buscar. Después cuando se implantó el reglamento, más de 280 toneladas no se llevaba.
A los diecisiete años empecé a trabajar en el ferrocarril, en enero del 47. Pero antes, mientras estudiaba, trabajé en un almacén tres años… trabajaba a la tarde y los sábados. Era un almacén que tenía de todo… El dueño se llamaba Diego Prado. El tenía almacén, verdulería, forrajería, de todo.
Toda la mercadería venía por ferrocarril… cada casa de comercio tenía un lugar en los galpones del ferrocarril. En Madryn fui a la Escuela Tomás Espora, y a la Nº 27. En el tiempo en el que trabajaba en el almacén, iba al ferrocarril y mi papá me llevaba con la máquina.
Texto de “Los Ferroviarios que Perdimos el Tren”

