El enfrentamiento de Carampangue se produjo en la tarde del 27 de mayo de 1817, entre las fuerzas patriotas comandadas por Ramon Freire y el capitán José Cienfuegos a las orilla de río Carampangue. El enfrentamiento fue difícil, debido a la fuerte defensa de los realistas y lo arriesgado de cruzar el rio, debido a la lluvia y crecidas que se presentaban y la oscuridad de la tarde de ese día.
Poco después de las tres de la tarde aquel dia, Freire llegó a la banda derecha del río Carampangue y pudo presenciar el grueso de las fuerzas enemigas extendidas en la orilla opuesta. Presentando fusiles en buen estado y cañones listos para disparar, los defensores realistas estaban listos para acribillar a cualquiera que intentara cruzar el torrente. El río en si era un obstáculo duro de atravesar, habiendo las lluvias desbordado sus vados y acrecentado la fuerza de su corriente. Un ataque directo en estas condiciones era suicida.
También acompañaban a la guarnición realista algunos frailes misioneros provenientes de Chillán, cuyos llamamientos en lealtad al rey afirmaron la moral de los soldados y fortalecieron su determinación a resistir la embestida de los patriota.
Siendo un hombre de poca reflexión y enorme arrojo, el comandante Freire decidió emprender inmediatamente el ataque esa noche. Mientras el grueso de sus fuerzas mantuvo su posición en la orilla derecha del Carampangue para atraer el fuego del enemigo, el propio comandante comandó una partida de 50 granaderos para cruzar el río por un paso superior. La operación fue riesgosa, dificultada por la oscuridad, la copiosa lluvia y el fuerte cauce del río. Algunos de los soldados no pudieron hacerle frente a las circunstancias y la corriente del río desfiló sus cuerpos ahogados la mañana siguiente.
A pesar de ello, Freire cruzó exitosamente el arroyo y logró contar con el grueso de su fuerza para el ataque. Arremetiendo contra la posición enemiga por el flanco izquierdo y contando con el fuego de apoyo de aquellos que dejó en la orilla opuesta, la carga de las fuerzas patriotas fue imparable y el enemigo pronto se dio a la fuga.
Por Miguel Ángel Martínez