miércoles, 15 de enero de 2025

El jueves pasado, por la noche, en la residencia oficial del vicegobernador Gustavo Menna se realizó una reunión previa a la convención de la UCR del sábado, donde se dieron cita el dueño de casa y el diputado Luis Juncos por la zona sur, Gerardo Merino y José Luis Punta por Trelew, y Damián Biss y el combativo y mediático Horacio Quinteros, en representación de Rawson y en defensa de la postulación de concejal Dulio Monti para la presidencia de la Convención provincial del partido centenario.

El intendente de Trelew tenía claro que ese cargo partidario le correspondía a su ciudad por ser la intendencia radical más importante de la provincia, por haber sido el triunfador de la interna que lo catapultó al cargo, imponiéndose en la interna al propio Biss, a la estructura radical provincial y nacional, más el indisimulado apoyo del entonces gobierno de Mariano Arcioni que buscaba, a través del propio Biss, limar las posibilidades del mismísimo Ignacio “Nacho”  Torres, en cumplimiento de evidentes pactos.

Merino ante estos sólidos argumentos esperaba una defensa numantina del candidato Monti; con  argumentos que tuviesen que ver con destacar su militancia, el conocimiento del interior y tópicos de ese tenor.

Pero ante la sorpresa de los allí reunidos, el argumento del intendente Biss, último presidente de la UCR, fue el siguiente: “Yo necesito a Dulio en la presidencia de la convención para visibilizarlo y exponerlo como corresponde ya que es mi candidato natural para reemplazarme al frente del municipio….”

Ante ese pobre argumento y las sólidas posturas de Merino, Menna, que es un hombre moderado y razonable, fue claro: “La presidencia de la convención corresponde por lógica a Trelew …:

Parece que Biss no tomó con agrado que Ferrelli, de la mano de Merino, desplace a su delfín Dulio Monti y no ocultó su malestar.

Lo que no termina de entender Biss es que pasó a ser un actor de reparto ante la nueva realidad política provincial. Un entorno aplaudidor y medios cariñosos lo han convencido de un destino de grandeza, que, al parecer, está cada vez más lejano.

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