viernes, 25 de abril de 2025
Km.5 – Extensión Museo del Petróleo. Comodoro Rivadavia

El cine en la Patagonia cumplió una importante función social, combatiendo el aislamiento en los primitivos poblados que surgían, principalmente, a lo largo de la costa atlántica a principios del siglo XX. Dos instituciones -una privada y otra estatal- fueron promotoras de este arte. Roque González se inició en la ciudad de Comodoro Rivadavia con un precario cine que ya estaba en funcionamiento con el nombre de San Juan, y al que él rebautizó, tras remodelarlo, como Coliseo. Pero una sola sala cinematográfica no cubría los gastos que ocasionaba la contratación de películas. Entonces, paulatinamente fue contratando y construyendo nuevas salas a través de la Patagonia, construyendo un emporio en el ramo.

La empresa YPF, a medida que inauguraba campamentos, también ofrecía a su personal la distracción en salas de proyecciones. Otras empresas, como Astra y Ferrocarrilera de Petróleo, montaron cines. Hubo también otras salas privadas en Lago Buenos Aires, en Colonia Sarmiento (1943), en San Antonio Oeste (1917), etc.

En Cipolletti, en 1935, funcionaban 5 cines, y medio siglo después quedaban dos salas abiertas: Ben-Hur, con capacidad para 1.500 personas, y el cine Círculo Italiano, con capacidad para 1.200 espectadores, mientras que el cineclub había nacido a fines de la década de 1960.

En la ciudad de Neuquén, en 1923, Luis Bonet fundó el cine-bar La Armonía, y el 26/11/1938 abría sus puertas el cine teatro Español.

Por esos años, en Esquel funcionaban los cines Armonía e Ideal.

En Puerto Madryn, la Sociedad Italiana construyó un imponente edificio con cine.

En Puerto Deseado, por 1930, funcionaban el cine Colón y el cine-teatro Español.

En Río Gallegos, el primer cinematógrafo lo tuvo Vicente Iglesich; para los mismos años funcionaba el cine Colón y luego el cine Zenet.

Los establecimientos mencionados no fueron los únicos, igual que las localidades referidas. Sin embargo, este muestreo geográfico define el tipo de entretenimientos para aquella sociedad numéricamente muy inferior a la actual, pero que contaba con mayor cantidad de salas de espectáculos-cine-teatros en la mayoría de los casos que las existentes en la actualidad, producto de la feroz competencia de la televisión.

 

 

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