lunes, 5 de mayo de 2025

La temporada de pesca de langostinos en aguas de jurisdicción nacional continúa parada debido a un conflicto salarian entre las empresas pesqueras y el Sindicato Obrero Marítimo Unido (SOMU), que ya lleva más de seis meses y no parece destrabarse en el corto plazo.

Por el momento, los barcos no salen a pescar y miles de trabajadores permanecen inactivos, sin ingresos ni certezas sobre su futuro laboral. En medio de este limbo, los marineros y obreros portuarios se sienten “rehenes” de una disputa que los margina.

El presidente de la agrupación 10 de Julio del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Claudio Russo, denunció la grave situación que atraviesan los trabajadores del sector. “La mayoría estamos parados hace seis, siete meses sin cobrar un sueldo. Muchos compañeros no pueden pagar el alquiler ni llevar un plato de comida a la casa”, afirmó.

Según Russo, ni las cámaras empresarias ni el sindicato han asumido una postura clara. “Del lado empresarial dicen que no dan los costos, que no es viable sacar los barcos, pero no hay una sola denuncia o presentación formal que respalde eso. Y del otro lado, tampoco hay un sindicato que haya declarado un paro”, explicó.

Esta falta de posicionamiento formal ha generado una situación inusual: no hay conflicto declarado, pero tampoco actividad. “Si no hay conflicto, ¿por qué está la flota parada?”, se preguntó el dirigente.

El costo humano de la inacción

El impacto económico del parate de la actividad es devastador. Russo estima que unas 40 mil personas se ven afectadas directa o indirectamente. Desde marineros y obreros portuarios hasta estibadores, personal de talleres navales, proveedores, trabajadores de plantas de procesamiento y comerciantes de las ciudades portuarias.

“El 70% de los marineros son relevos, no tienen continuidad laboral, no cobran un sueldo todos los meses como el personal efectivo, que es solo un 30%. Para muchos, esto significa la ruina”, detalló.

Cuando no navegan, los marineros recurren a changas: se transforman en albañiles, pintores, herreros. Subsisten como pueden. “Y encima hay una campaña para hacer creer que ganamos fortunas. Hablan de 20 millones por mes, pero si la zafra dura cuatro meses, dividilo por 12 y fijate cuánto te queda. Además, la mayoría no tiene continuidad”, criticó.

Críticas al SOMU

Russo cuestionó duramente el rol del SOMU, al que pertenece, por su falta de acción y comunicación. “Hay una enorme desinformación. No se informa por canales oficiales, no hay asambleas, no se cumple el estatuto. En la última marcha reclamamos eso. La gente descree de los dirigentes, no de la institución”, sostuvo.

En el fondo, la raíz del conflicto parece ser la falta de voluntad de diálogo entre las partes. “Uno dice que no, el otro también. Y si no hay negociación, no va a haber ninguna respuesta favorable para los trabajadores”, concluyó Russo.

 

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