viernes, 11 de julio de 2025

“Es un desastre anunciado”. Con esas palabras, el ingeniero Alfredo Villafañe resumió el impacto de la última marejada que volvió a golpear con fuerza la costa de Playa Unión. Lejos de considerarlo un fenómeno aislado, Villafañe sostuvo que el deterioro del frente costero responde a un proceso de erosión progresiva que se desencadenó tras la construcción del espigón norte del puerto de Rawson, a comienzos de los años 2000, sin haberse ejecutado las obras complementarias ni los estudios ambientales necesarios.

Villafañe explicó que el propio pliego de licitación elaborado por la consultora que proyectó las obras advertía que, de no tomarse medidas adicionales, la playa sufriría una pérdida anual de hasta 90 mil metros cúbicos de arena, afectando cerca de un kilómetro de costa. “Y es exactamente lo que está pasando”, afirmó.

Promesas incumplidas y falta de obras

El ingeniero rememoró cómo, en los primeros años tras la finalización del espigón, se intentó contener el daño mediante la construcción del llamado “espigón corto” de piedra, pero los resultados fueron negativos. “El proceso se fue extendiendo año tras año, marejada tras marejada, hacia el norte”, indicó.

Consultado sobre las obras que debieron haberse realizado, Villafañe mencionó estudios hidrogeológicos más profundos, mediciones sistemáticas del comportamiento del mar y alternativas de infraestructura como muros offshore o espigones en T, que nunca se proyectaron en detalle. “Se habló, pero no hay planos, no hay estudios técnicos concluyentes. Es como si todos hubiésemos sido engañados con una presentación prolija en el Teatro de Rawson, pero sin un proyecto ejecutivo serio”, criticó.

Uno de los aspectos más graves que remarcó Villafañe es la ausencia total de mediciones actualizadas. “No hay datos sobre corrientes, mareas, olas, batimetrías… sin eso no hay diagnóstico posible. Y sin diagnóstico, todo lo que se haga es improvisación”, advirtió.

Según sus estimaciones, la pérdida acumulada ronda el millón de metros cúbicos de arena, desplazada desde las playas del sur hacia sectores del norte donde ahora se observa un fenómeno de acreción: “En la misma medida en que se destruye una parte de la costa, otra se ve beneficiada por el depósito de arena”.

Los geotubos, una solución transitoria

Frente a la falta de intervenciones estructurales, el municipio instaló geotubos como medida de contención. Villafañe fue claro al respecto: “Son soluciones temporales que no atacan el problema de fondo. Nuevos geotubos seguirán siendo provisorios, el problema es que no hay una estrategia integral y a largo plazo”.

El ingeniero también advirtió que los episodios recientes se produjeron con condiciones climáticas relativamente moderadas. “Tuvimos una marea normal y viento sur. Si llega a haber una marea extraordinaria con sudestada, no sé qué puede pasar”, alertó, y remarcó que la inacción actual podría dejar a la villa balnearia a merced de un colapso anunciado.

Mientras se proyecta una ampliación del puerto y se acumulan las promesas de obras futuras, la erosión sigue su curso. “Los días pasan y las soluciones no llegan”, cerró Villafañe.

 

Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20 de LU20

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