
Pequeña embarcación que debió fabricar Luis Piedra Buena en las costas de la Isla de los Estados, tras el naufragio de su barco Espora ocurrido el 10/03/1873.
Con esta pequeña nave, rescató a los náufragos de los bergantines Eagle en 1873 y Doctor Hansen en 1874.
Relata Raúl Entraigas los avatares de la construcción del Luisito, y los viajes y aventuras que protagonizó hasta su venta en 1875 a José Nogueira, tras el recibo de una carta de Félix Frías, en la que le pedía que se pusiese en marcha a la mayor brevedad para Buenos Aires, porque el gobierno argentino necesitaba de sus servicios.
Tras el mencionado naufragio del marino, estando sus tripulantes moral y físicamente vencidos, ideó en su mente los planos de este cúter con los rezagos del barco perdido. Primero levantó una choza para guarecerse, y el 16/03/1873 comenzó la obra del futuro Luisito.
El 03/05/1873 lo dio por terminado, el día 8 pudieron dormir todos a bordo y el 11 botaron la nave.
Piedra Buena lo bautizó con el nombre de su primer hijo varón: Luisito.
Tenía: eslora, 35 pies ingleses (casi 11 metros); manga, 13 pies ingleses (casi 4 m); calado medio 5 pies; puntal, 8 pies a proa y 7 a popa (2,0 y 2,40 m); desplazamiento, 18 t.; cubierta corrida, escotilla a proa y un tambucho a popa; timón a caña; un único palo con vela trapezoidal (cangreja), foque y trinquetilla y el ancla del Esport amarrada al palo Sentencia Entraigas: “Se ve que el marino patagónico no había perdido el tiempo cuando pasó dos temporadas en Nueva York estudiando la difícil ciencia y arte de los barcos”.
El 18/05/1873 zarparon abandonando los restos del Espora; al otro día amanecieron frente a la bahía de Policarpo, en la Tierra del Fuego y sólo el 27/05/1873 llegaron a Punta Arenas.