José Pedro
La aparición de este apellido en la meseta patagónica se la debemos también a Agustín Pujol, como bien es sabido, una empresa tan difícil como la de comerciar en territorios tan áridos e inhóspitos es imposible de llevar adelante en soledad, la clave para obtener el éxito, como en casi cualquier emprendimiento de aquellos años, era rodearse de un nuevo buen equipo al menos de gente de confianza, esto seguramente tendría en mente el comerciante catalán, cuando hacia el año 1903, convoca a José Pedro Moré a participar de su sueño patagónico como administrador, vigilador y empleado multifunción. Por entonces, la tarea rural a realizar no estaba signada por una cuestión de títulos o investiduras, sino que todos participaban en todo, más allá del cargo que uno ocupara.
Don José Pedro, de nacionalidad uruguaya, arribó en el año 1898 a la ciudad de Rawson para desempeñarse como comisario, tuvo especial atención en acabar con los actos de cuatrerismo y vandalismo rural, también intentó alguna participación política, pero el enfrentamiento con ideologías opositoras a su visión lo hicieron retirarse del cuerpo de policía.
Parece ser que viajó con Pujol hasta Gastre para desempeñarse en el cargo solicitado, algunas fuentes también hablan de “Washington Moré” como si ambos fueran la misma persona, sin embargo es muy probable que este haya sido un hermano que arribó a la República Argentina o quizás al mismo Rawson junto a José Pedro.
El uruguayo tal vez no haya logrado adaptarse a las duras condiciones de la geografía mesetaria, porque no hay registros de que hubiera permanecido mucho tiempo en ella, más allá de eso, parece que antes de abandonar sus actividades en la zona, mandó llamar a uno de sus hermanos menores, Alfredo, de entonces dieciocho años de edad, quien sería luego el verdadero protagonista y patriarca de la dinastía Moré en la meseta.
Alfredo Moré (Padre)
Alfredo Moré era en Uruguay uno de esos jovencitos que hoy en día llamaríamos de “Activa militancia política”, una especie de revolucionario que se puso a las órdenes de Saravia. Para su hermano José Pedro, bastante mayor que él, esto no era vida ni representaba para el joven un futuro prometedor, es por ello que le solicita o le exige, al revoltoso mozuelo, que parta inmediatamente a la Argentina, y especialmente a Rawson, ya que tiene propuestas laborales que lo sacarán de ese derrotero mercenario y errante y lo llevarán a forjarse una vida más plena y sobretodo, más tranquila; esa propuesta laboral no era ni más ni menos que ponerse a las órdenes del exitoso comerciante español de Ñorquinco, Don Agustín Pujol, quien a comienzos del siglo XX ya andaba con ganas de instalar un puesto intermedio entre su almacén de Río Negro y el de Puerto Madryn.
Fue así como en 1904, Alfredo no sólo arriba a la Patagonia, sino que lo hace específicamente a Gastre para desempeñarse como capataz, administrador, ayudante, etc., algo muy parecido a lo que esperaba Pujol de su hermano José Pedro.
Durante esos años trabaja con el catalán, y tan buena parece que fue la relación, que termina asociándose con él, participa en el reparto de grandes extensiones de tierras fiscales cercanas a la localidad de Gastre, como la actual “Estancia Don Jacinto” ex “Moreniyeo”, y otras aún más extensas en proximidades de YalaLaubat, la actual “Estancia YalaLaubat”, y alcanza un buen pasar económico. Esta situación más propicia, le permite entonces conformar una familia, para ello, deja sus propiedades a cargo de administradores y retorna al Uruguay donde formaliza con el casamiento, la relación con su prometida Julia Muñiz, allí nace en 1915 su primogénito, Alfredo Arquímedes Moré, dos años después, en 1917, retorna a Gastre, nuevamente recorre el trayecto en carreta junto a su esposa y Alfredito, de tan solo dos años, y se establecen en la pequeña aldea comercial, allí nacerán otros seis frutos del matrimonio, cuatro hombres: Euclides Argentino, Néstor Alcides -más conocido como “Pichón”-, Walter Ulises y Uberfil Amaranto, apodado “El Negro”, completarán los siete descendientes dos mujeres: Olga y Beba, años más tarde funda su propia compañía lanera. Los campos de Gastre, YalaLaubat, los próximos a Esquel y algunos más, pasaron a manos de sus hijos; estos terrenos hoy continúan administrados y trabajados por diferentes propietarios.
Alfredo Arquímedes Moré (Hijo)
“Alfredito” Arquímedes nació en Uruguay en 1915, luego de que su padre formalizara la relación con su madre y organizara algunos asuntos en su país de origen. De muy pequeño retorna, en 1917, junto a sus padres y su vida es también una odisea plagada de anécdotas. Luego de cursar sus estudios primarios y secundarios probablemente, sus hermanos en la localidad de Puerto Madryn. Se volcó al estudio de la medicina, al igual que Néstor, uno de sus hermanos, sin embargo, no llegó completar la carrera, de igual manera adquirió gran cultura y conocimiento. Al hacerse cargo de una de las tantas estancias que dejó su padre, la de Yalalaubat, se reconoció un ávido lector y pudo dedicar su tiempo al estudio, aparte practicó la cría y explotación de la ganadería ovina, y como si esto fuera poco se consagró a un hobbie muy particular, al de geólogo aficionado, convirtiéndose en un verdadero autodidacta y especialista en la materia, según algunos entrevistados que lo conocieron, lo recuerdan saliendo a “explorar” la meseta, y en ocasiones peligrosamente sin compañía ni apoyo; le atraía la diversidad basáltica de la meseta, iba munido de ropa contra el frío y unas palas y piquetas para cavar la roca.
Fragmento libro “Gastre, retrospectiva histórica”, de Carlos Adrián Tissera