Para no perder todo Cristina Kirchner y Máximo Kirchner tuvieron que ceder y pactar un plan de supervivencia y replegar su poder en Buenos Aires. Juntos bendijeron a Sergio Massa que quedó habilitado para construir sobre la estructura K. Y Axel Kicillof pasó una prueba que de ratificarse en las urnas lo dejará plantado como el mayor referente del kirchnerismo. Su pecado es ser cristinista y no de La Cámpora.
La primera lectura que desvela al kirchnerismo es que Alberto Fernández saque pecho de ganador. Apenas tenía un puñado de dirigentes en aquel Grupo Callao que reivindicó en 2019 con lugares destacados en el gabinete. Tras ceder a los propios quedó casi en soledad y defendiendo lugares en las listas bonaerenses para Santiago Cafiero, Victoria Tolosa Paz. Dicen que en Olivos celebró que no haya un delfín K en la fórmula presidencial.
Entregó a Daniel Scioli a cambio de un par lugares con posibilidades de entrar a los cuerpos legislativos. Y logró una fórmula presidencial que se supone, no lo atacará
No debe haber tenido buenos recuerdos el excanciller Felipe Solá, uno de los primeros eyectados del gabinete cuando el propio Cafiero le pidió su lugar tras las derrota en las PASO del 2021 y la amenaza kirchnerista de dejar el gobierno.
“¿Para quién?”, preguntó desde El Salvador y antes de volar hacia México el entonces ministro de Relaciones Exteriores. “Para mí”, respondió Cafiero y en el mismo instante se rompió la confianza que le quedaba a Solá en el Presidente.
También fue un “deja vu” para Daniel Scioli. Alentado por el Presidente se embarcó en una carrera en defensa de las PASO, la exigencia albertista después del dedazo de 2019. Hasta que Fernández abdicó frente a Cristina Kirchner y los gobernadores, exactamente como lo hizo a fines de julio del año pasado.
Scioli se vio reflejado en sus contrincantes Eduardo ‘Wado’ de Pedro y Juan Manzur. Wado recibió decenas de felicitaciones -y silencio, también- mientras que el gobernador de Tucumán celebró su nonata precandidatura a Vicepresidente con una cena en Puerto Madero.
Manzur tendrá premio consuelo: en diciembre ocupará una banca en el Senado como suplente de Pablo Yedlin que ahora es candidato a diputado nacional pero que acaba de ganar como cabeza de la lista de diputados provinciales.
Scioli volvió a perder la interna, esta vez sin haber tenido la posibilidad de pelear. El año pasado fue impresionante su convocatoria en el Museo del Bicentenario donde al asumir como Ministro de Desarrollo Productivo lo acompañaron empresarios, dirigentes políticos, amigos, mujer, expareja, hija y nietita.
La maquinaria Scioli 2023 estuvo en marcha hasta un mes después cuando el Presidente lo entregó ante la demanda de superpoder massista. Al asumir en Economía también Massa colmó el Museo, se rodeó de familia y su tropa renovadora celebró como este último viernes. Ya entonces pensó en el Palacio de Hacienda como un trampolín.
Terminar con el kirchnerismo
En la intimidad el Presidente había dicho y dejado trascender que iba a terminar con el kirchnerismo. Usó a Scioli como cabeza de proa y lo lanzó con el empuje y sostén de la estructura de Tolosa Paz que hasta facilitó un búnker en San Telmo, teatro y cartelería.
El Presidente Fernández, debilitado en su ejercicio del poder, pactó la baja de Scioli y cobró alta su temporaria jubilación. Su precio irritó al kirchnerismo. “Con la nuestra querés reelegir”, le había escupido en la cara Máximo Kirchner en febrero en la sede del PJ. Tal vez por eso se tensó la negociación y el cierre de listas.
La venganza es un plato que se come frío y Fernández se tomó un largo tiempo hasta que dijo que no se presentaría a su reelección. Había dividido al peronismo yéndose con Massa al Frente Renovador y luego como armador de Florencio Randazzo en 2017. Este año dilató los tiempos y estrategia electoral no convocando al partido que preside y sostuvo hasta el jueves el clamor por la PASO.
Lo que no pudo Fernández fue ceder frente a los gobernadores que contaron con guiño massista. ¿El Presidente terminó siendo un aliado de Massa o el ministro tejió todo con su socio Máximo Kirchner para confluir en listas únicas?
Cristina Kirchner volvió a optar por un giro a la derecha aún cuando el precandidato a Vice, Agustín Rossi, se reivindicó como kirchnerista. “Lo dije siempre y en todas las circunstancias, siempre me sentí y me definí como un kirchnerista”, expresó en Radio 10 el sábado por la mañana. Y para que no quedaran dudas agregó que “siempre dije que soy un kirchnerista que estaba apoyando la gestión de Alberto Fernández, no cambié nunca”.
Rossi también admitió que no participó de ninguna negociación. Incluso conversaba con Wado de Pedro y Manzur para sumarse a sus equipos. A las cuatro de la tarde del viernes se estaba por bajar. No sabía que Cristina Kirchner vía Juan Manuel Olmos mandaba mensajes y que Alberto Pérez transmitía la renuncia de Scioli al Presidente que luego llamó a Rossi.
Alberto Fernández lo tanteó y terminó ofreciéndole ser compañero de fórmula de Massa.
La conversión de Massa
En 2019 el ahora precandidato a Presidente explicaba su salto. Pasó de su furioso antikirchnerismo a la conformación del Frente de Todos. Pregonó su conversión en comidas y encuentros con distintos sectores y representantes del Círculo Rojo. Estaba en caída y consideró que era peor Mauricio Macri que Cristina Kirchner.
Dos años después el Frente Renovador clamaba por un paso al costado para no caer en picada. Massa pidió paciencia, consolidó su vínculo con los Kirchner y mantuvo un puente con el Presidente.
No le alcanzó la confianza en sí mismo para aplacar la economía ni para cumplir la promesa de bajar la inflación. Aún así se calzó el traje de precandidato mientas sostiene su vínculo con Estados Unidos y apuesta a renegociar el acuerdo que selló Martín Guzmán con el FMI.
A diferencia de Wado de Pedro el ministro quizás no tenga otra oportunidad de intentar ir por su sueño presidencial. Toda su fuerza política celebraba el viernes por la noche. Wado tiene juventud y tiempo, un posible aliado en Axel Kicillof y la banca de la Vicepresidenta.
La debilidad de Cristina
¿Y Cristina? La Vicepresidenta supo de su final obligada por la condena judicial y los avisos de la Corte Suprema que suspendió las elecciones por los intentos reeleccionistas de Manzur en Tucumán y Sergio Uñac en San Juan.
Lo que no pudo hacer esta vez fue transferir sus votos a uno propio. “Nos echaron de la plaza”, se leyó en uno de los tantos memes con los que el kirchnerismo rabioso se comparó con los jóvenes montoneros a los que echó Juan Domingo Perón. Del clamor muchos pasaron a la desilusión.
La Vicepresidenta sin embargo fue realista. Como Gerardo Morales cuando acordó secundar a Horacio Rodríguez Larreta o cuando Juan Manuel Urtubey se bajó de estas elecciones 2023. O como Facundo Manes con su carta de despedida de este sábado.
Con ella no se ganaba la elección, con la PASO probablemente tampoco y la fórmula De Pedro-Manzur no seducía
Sin poder heredar su liderazgo electoral guardará sus soldados de la generación diezmada para la próxima batalla. El refugio será la Provincia donde opera su hijo Máximo Kirchner con La Cámpora y donde con autonomía resiste Axel Kicillof. Y en Capital donde la lista de legisladores fue prenda de unidad y pluralidad mientras que los primeros lugares de la lista de diputados nacionales tienen su impronta: Paula Penacca, Eduardo Valdés, Lorena Poikik e Itaí Hagman, más Gilda Aurelio por Massa. Su hijo también cedió a intendentes el debate local pero fue implacable en el cierre de listas de diputados nacionales y provinciales.