jueves, 27 de marzo de 2025

La nave carbonera inglesa Annie Richmond que, habiendo zarpado de Liverpool, se prendió fuego y fue abandonada por su tripulación el 02/10/ 1877, en inmediaciones de la península Valdés. La nave transportaba una carga de carbón con destino a Valparaíso, y producido el incendio habían intentado atracar en la costa, con resultado negativo debido a los vientos contrarios. Su tripulación de 20 personas se salvó a bordo de dos botes salvavidas, y fueron recogidos cuatro días después del accidente por el marino argentino Luis Piedra Buena. Sobre este incidente relata Raúl Entraigas lo que se transcribe a continuación:

“Media hora después, los del segundo bote estaban a bordo. Eran 9, encabezados por el Piloto. Su aspecto era no menos lamentable que el de los primeros. El sufrimiento había puesto un sello indeleble en sus tostados semblantes. Quien más conmovía, era el Piloto: anciano ya, cabello y barba canosos, rostro simpático patinado de dolor, le daban un aspecto venerable. En la lucha contra los elementos, se había fracturado la mano derecha.

Cuando se izó el segundo bote, la Santa Cruz puso proa hacia Rawson. El hecho de que emplearan tres días en llegar, denota que tuvieron nuevos contratiempos. Allí resolvió Piedra Buena dejar a los náufragos en las buenas manos del comisario Oneto y de los galeses. Los víveres de que disponía la golera no permitían a su capitán seguir con ellos a bordo”.

En mayo de 1878, llegó al gobierno argentino una misiva desde Gran Bretaña:

“Señor Ministro: Tengo mucho placer en transmitir a VE un telescopio binocular que desea el gobierno de Su Majestad obsequiar al señor capitán don Luis Piedra Buena, en reconocimiento de su humanidad y benevolencia hacia los tripulantes náufragos de la barca ‘Annie Richmond’ los que salvó en alta mar el 6 de octubre p.p. Y tengo que pedir a VE haga que le sea presentado al capitán don Luis Piedra Buena (…) J. R. Harris Gastrell”.

Textos de Luis B. Colombatto

 

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