miércoles, 15 de enero de 2025
Vapor Presidente Roca

Presidente Roca, fue esto uno de los naufragios más trágicos en los mares del sur. El vapor Presidente Roca había sido construido en los astilleros ingleses Raylton Dixson & Company en 1896. Tenía 91,14 metros de eslora, 12,55 de manga y 7,19 de puntal, con gran desplazamiento de carga. Hasta 1902 navegó en Brasil y luego fue afectado a los servicios de la costa patagónica con el nombre Presidente Roca.

Era un viejo conocido en los mares del sur. Llevaba 23 viajes soportando todo tipo de inclemencias. Tenía capacidad para 300 pasajeros.

El vapor, que transportaba pasajeros y cargas, había salido de Madryn después de media noche con pasaje completo. Muchas familias que regresaban del sur, comparsas de esquiladores, expresidiarios, y también gente que embarcó en Madryn. Algunos de los pasajeros esperaban llegar a Buenos Aires para disfrutar los carnavales. La carga principal era madera que había embarcado en Tierra del Fuego y lana en Punta Arena.

El tiempo estaba bueno. La navegación normal, sin ningún tipo de problemas.

Eran las 6 de la mañana del 18 de febrero de 1909 y se encontraban navegando a 12 millas de la costa de península Valdés, entre Punta Hércules y Punta Cantor cuando comenzó el incendio en el comedor por un descuido de uno de los mozos al caérsele un calentaron encendido Primus y desparramarse el kerosene sobre el piso de madera pinotea. La mayoría de los pasajeros y parte de la tripulación dormían. Alguno de los elementos que había cerca eran inflamables y ayudaron a que en pocos minutos todo quedara envuelto en llamas y humo.

No pudiendo dominar el fuego, el capitán Ferdinando Weiss, viró el barco y navegó a toda máquina enfilando a Punta Cantor tratando de salvar a los pasajeros y tripulantes. Aclaro que la parte de Punta Cantor es de barrancas muy altas y a pique, siendo muy pocos los lugares para subir desde la playa.

Además en una zona donde hay apostadero de lobos y elefantes que hacen el lugar muy peligroso.

El comisario de abordo, Santiago Farrell, tomó la iniciativa para salvamento ante la desesperación de los pasajeros. El desconcierto era general. Algunos afirman que un error fue que al encallar no pararon las máquinas y la hélice siguió girando triturando a mucha gente que se tiraba al mar por la popa. Ante la desesperación, hubo quien se suicidó de un balazo y otro con un puñal. Muchos se tiraban al agua sin saber nadar.

Cuentan que fue aterrador ver como una de las embarcaciones de socorro, por exceso de pasajeros, más de 80, se dio vuelta y todos cayeron al agua. La confusión era general, todos querían salvarse sin importarles nada.

Algunos pretendían acarrear efectos personales como valijas, bolsos y hasta alguien intentó cargar un baúl.

Algo de suerte existió porque un pasajero que se había embarcado en Madryn era ganadero de esa zona, don Alejandro Varni, que conocía los caminos costeros y los rastros que dejan las ovejas y de esa forma orientarse y guiar a los náufragos.

Gracias a ese hombre de campo lograron llegar a Punta Cantor y desde allí a un puesto de Sanguinetti, quien se encargó de atender a los heridos, hospedando a las mujeres y niños en su casa y los hombres en un galpón.

Enseguida dio orden al peón de carnear un par de ovejas y asar la carne para darle de comer a todos. También existieron desmanes ya que muchos se emborracharon con el vino que habían descubierto en unas bordelesas.

A pesar de incendio, el capitán había dado órdenes de enviar señales pidiendo auxilio que fueron captadas. Tres días después llegaron los vapores Presidente Mitre y Presidente Quintana encargados de llevar a los náufragos hasta Buenos Aires.

Se calcula en más de 100 personas muertas aun hoy se puede ver restos de hierros del Presidente Roca sobre la playa Punta Cantor

Restos de vapor Presidente Roca

 

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